TEODORO LEÓN GROSS-ABC

  • Todo esto es una mascarada, pero ya se sabe que dos tetas tiran más que dos caretas políticas

Ha vuelto a suceder. La foto de Ione Belarra sin sujetador en su homilía dominical para los feligreses de otra de esas religiones laicas en las que tienden a convertirse los movimientos populistas, nunca hubiera pasado de chascarrillo para las redes. Pero ya se ha ocupado la propia vicaria de Podemos de elevarlo al debate político. Aprovechando la provocación de Bertrand Ndongo, popularmente ‘el negro de Vox’, Belarra tiró por elevación identificando su foto con la violencia contra las mujeres, Pablo Iglesias entró a saco y metió los pectorales de Abascal y Echenique a lo suyo. Podemos o Vox, Vox o Podemos, venir ahora a asombrarse por la existencia de pezones y la libertad de usar sujetador ya resulta primitivo. La naturaleza hace su parte, y la civilización lo demás, como ironizaba aquel diálogo de ‘Los padres de ella’:

—Ordeñé a un gato.

—¿Se puede ordeñar a un gato?

—Se puede ordeñar todo lo que tenga pezones.

—Yo tengo pezones, ¿me ordeñarías?

El movimiento de Liberación del Pezón –nada sin su propio Movimiento de Liberación– tiene más años que los rodapiés de Altamira. Y por supuesto aquello de Free the Nipple acabó en el ‘show business’, con Miley Cyrus deseándonos un buen par de Feliz Navidad. En los sesenta sólo hubo quemas apócrifas de sujetadores más allá de la ‘performance’ de Miss America 1968, y lo mismo en pandemia con el reto #nobrachallenge para no llevar sostén. Cualquier mujer te dirá que es un asunto personal. Salvo quizás en Podemos o Vox, siempre al quite de estas pamemas para elevarlo a categoría. Pero todo esto es simplemente humo para ocultar el fracaso y la derrota política con la ley del ‘sólo sí es sí’. A falta de otra cortina, pezones de humo.

En el PSOE hablan de «norma pionera» y su reforma consiste en regresar a la ley anterior. Lo pionero es cambiar la denominación para tapar lo obvio: se distingue otra vez abuso y agresión con las penas de 1995, aunque al antiguo abuso se le llama ahora agresión y a la antigua agresión ahora agresión violenta. También anuncian que protegerán el consentimiento, que ya se protegía en 1995. Ah, y en 1973. Ah, y en 1932. Lo del Convenio de Estambul es otra milonga. Como los jueces fachas con la disposición transitoria. Iglesias ha llamado machirulo al catedrático que pone orden, como hizo con el ministro de Justicia. Está claro, como contaba Svetlana Alexievich en sus ‘Voces de Chernóbil’, que entre vivir en lo real y lo irreal, la tentación es grande. Todo esto es una mascarada, pero ya se sabe que dos tetas tiran más que dos caretas políticas. Podemos ha naufragado en la tormenta de las condenas rebajadas, y el PSOE confía en que se zanje así y lavarse las manos. Después han garantizado que no se las mancharán pactando con el PP mientras Feijóo anunciaba su disposición al sí y animaba a los suyos a no cometer errores. No hay tetas, ni con el atrezo de Rigoberta Bandini, para tapar esta impostura.