- Esto reincide en la apreciación de que Sánchez, rememorando al seleccionador Luis Aragonés, no piensa irse ni por lo civil ni por lo criminal. No es que sea difícil saber retirarse; es que Sánchez no transige ni con que se lo sugieran
Con uno de sus jefes de Estado Mayor (Cerdán) entre rejas y su predecesor (Ábalos) rondándola, luego de tomar a la Justicia por el pito del sereno, además de tener a su mujer, su hermano y su fiscal general velando banquillo, Pedro Sánchez vive sin vivir en él admitiendo que él también recibió «en alguna ocasión» pagos en efectivo del PSOE. Justo el día en que la prensa digital publicaba más fotos suyas con el comisionista/comisionado Aldama del que juraba en arameo que no conocía y del interior de la residencia ministerial de Ábalos con manojos de billetes públicos sin control. No se intuía nada igual desde que la Guardia Civil irrumpió en el domicilio de los padres del sindicalista jienense Juan Lanzas en pos de caudales del fraude de los ERE. Allí comprobó que, en efecto, «su hijo tenía dinero para asar una vaca y una cámara llena de jamonesppata negra», junto a 16 casas abonadas, muchas en metálico.
Para más inri, Trump no solo pinchaba el palestinismo electoral de Sánchez con su acuerdo de paz en Gaza, sino que se burlaba de él ante los líderes mundiales presentes en la firma. «¡España! ¿Dónde está España?». «¿Estáis ya con el PIB? Llegaremos a eso», le inquirió el gigante naranja echando sal en la herida abierta de la OTAN, mientras sentenciaba que «hay dos en este grupo que no me gustan, pero no diré quiénes», adquiriendo papeleta con António Guterres, secretario general de la ONU.
Atendiendo a lo anotado por Chesterton de que la mejor manera de señalar verdades es con humor, pues se cuela «por debajo de la puerta cuando la seriedad todavía da vueltas a la manilla», quizá haya que analizar bajo ese prisma a un «Noverdad» Sánchez en cuya boca las palabras nacen podridas. Como volvió a suceder ayer en la cadena Ser dentro del plan de La Moncloa para rescatar a quien, yendo a contrapié, ha quedado en clamorosa evidencia. Tanto que evoca al villano de dibujos animados «Pierre Nodoyuna», cuyos planes fracasaban al volverse contra él sus engaños y trampas. Tras sus reveses, la tomaba contra su perro de risa asmática al que bufaba con marcado acento francés: «¡Rayos! ¡Maldición! Sacre Bleu! ¡No hay deguecho!, a la par que le ordenaba: «¡Haz algo, Patán!».
En justa correspondencia, «Pierre Nodoyuna» Sánchez recurre a su «Patán» Tezanos para que el presidente del CIS acuda en su ayuda con una encuesta que le alegre las pajarillas. No le importa que su «hazme reír, José Félix» le valga a Tezanos ser el hazmerreír –valga la redundancia– de sus colegas. Para contentar a quien paga su tonada de gaitero del Gobierno, quien acredita acertar menos que un reloj parado exhibió este lunes un grotesco sondeo que engorda las expectativas de su amo con la corrupción al por mayor y con las pulseras para las putas frente a las averiadas de los maltratadores. ¡Como si las «chistorras» –500 euros en la jerga de ‘la banda del Peugeot’– fueran colesterol del bueno!
A este propósito, Tezanos no se recata en malversar fondos para ofrendarle al PSOE una ventaja de 15 puntos sobre el PP sesgando la muestra y alentar un sorpasso de Vox en la derecha, pese a que la gran mayoría de estudios predice que Feijóo ganaría netamente. Efectuado el estudio de campo en el apogeo del escándalo por los pagos en B, este profesor Bacterio debiera haber servido el comistrajo con el precinto: «Caveat emptor» («Tenga cuidado el comprador»).
Como su descrédito es mayúsculo, quien dispara con pólvora del rey utiliza como domestico al exjefe de gabinete de Sánchez, Iván Redondo, para que, en paralelo, largue pronósticos que den verosimilitud a su gatuperio. Él no escruta la opinión pública, sino que la crea instrumentalizando el CIS como bombardero de las posiciones enemigas, en vez de como avión de reconocimiento. A machamartillo, Tezanos alberga la secreta esperanza de Picasso con Gertrudis Stein. Cuando la escritora norteamericana le dijo que no se identificaba con el cuadro que le pintó, el artista malagueño se justificó: «No tiene por qué preocuparse. Algún día usted se le parecerá».
Posicionando a Sánchez como destacado en el hipódromo electoral, el algoritmo Tezanos prefigura el marco mental para que el PSOE concentre el voto útil de la izquierda y el PP se desfonde ante Vox para ver si se repite la carambola de 2023 salseando encuestas. Todo ello encaminado a crear un escenario virtual por el que, como escribió Tezanos en su revista ‘Temas’, «la alternativa real al PSOE será Vox y no el PP» subiendo la apuesta de 2023. Si entonces el acicate para movilizar a la izquierda era que Abascal gobernaría con Feijóo, ahora sería Abascal presidiendo el Ejecutivo. Entre tanto, simulará un anteproyecto de presupuestos para victimizarse y cañoneará a la oposición con huesos sin carne para que se despiste royéndolos como esa constitucionalización del derecho al aborto cuando no tiene votos ni para enmendar el código penal donde hoy pervive como delito.
…Y pensar que sufragar con peculio público encuestas favorables le costó el cargo al canciller austriaco Sebastian Kurz cuando Tezanos se salta a pídola desde 2018 las amonestaciones de la Junta Electoral, cuya ficción de control es equiparable a la del Tribunal de Cuentas y tantas instituciones encargadas de preservar la limpieza democrática, pero que, colonizadas por el sanchismo, son inservibles. Sánchez patrimonializa el Estado como los prostíbulos de su suegro Sabiniano derruyendo por corrosión la democracia y la nación para evitar que un abrupto desplome despierte antes de hora a la ciudadanía a fin de que, como la rana, no avizore su muerte cociéndose a fuego lento en la cazuela.
Esto reincide en la apreciación de que Sánchez, rememorando al seleccionador Luis Aragonés, no piensa irse ni por lo civil ni por lo criminal. No es que sea difícil saber retirarse; es que Sánchez no transige ni con que se lo sugieran. Como la verdad engendra odio, quien ose hacerlo correrá la suerte del cortesano que, tras mostrarle la verdad a su soberano, urgió que le ensillaran el corcel más veloz para que no le decapitara. Sánchez no es Morante de la Puebla y su saber retirarse sin que nadie se lo reclame porque quien no supo saber llegar rectamente a La Moncloa tampoco sabrá irse por derecho.