EL MUNDO 01/08/14
· Las ‘herrikos’ darán su respuesta mañana con manifestaciones
Jueves al mediodía, festividad de San Ignacio de Loyola. ETA cumple 55 años de su fundación, pero en las herriko tabernas (tabernas del pueblo) del País Vasco y Navarra pocos volverán a jalear a la banda terrorista a la que años atrás no dudaban en apoyar. En el número 14 de la calle Juan de Bilbao, en pleno casco viejo donostiarra, una decena de personas toma un trago en la herriko taberna Herria (pueblo), que da la bienvenida con un cartel en euskera contra los «juicios políticos». Dentro, una generosa oferta de pintxos comparte barra con una hucha para la «amnistía», otra para Ernai (las juventudes de la izquierda abertzale, sucesoras de Segi y Jarrai) y una caja de postales pidiendo la libertad de Otegi.
A su lado, un pastel redondo de chocolate y un cartel: por 1,50 euros, un pedazo de la tarta para ayudar a los presos. Sobre la barra, el muro de los agravios: una docena de fotografías de los presos y huidos de ETA del barrio. El local es en sí mismo toda una pancarta política. Pintadas a favor de ETA en la puerta del baño, pegatinas del sindicato LAB, una gran imagen de guerra contra la «Constitución española» y a favor de la independencia… No es de extrañar que en este mismo local fuera incautado en el año 2000 un documento de la banda titulado La iniciativa de ETA.
En la herriko taberna del Casco Viejo de Bilbao, la estampa es similar. Caras largas, rabia y resignación. Rodeados de imágenes en favor de los presos etarras, tres o cuatro hombres conversan en la barra del local, junto a carteles llamando a secundar las movilizaciones de mañana en contra de la sentencia de la Audiencia Nacional. La sensación general de los fieles a las herriko es de un ataque a la causa independentista. «Está claro que el Estado español no va a parar hasta terminar con nosotros», comenta el joven que atiende a la clientela.
Sin embargo, algo ha cambiado. En los alrededores no hay pancartas, ni pintadas, ni ataques al mobiliario urbano, algo impensable hace tan sólo cuatro o cinco años tras una sentencia de esta magnitud.
Oficialmente, esta herriko es la Asociación Cultural Errondabide. Es uno de los 111 locales de la izquierda abertzale que deben ser incautados, según los jueces, tras constatar que miembros de su junta directiva tienen o han tenido antecedentes por colaboración y pertenencia a banda armada, y vínculos con la ilegalizada HB. Las herrikos son aparentemente negocios hosteleros, convertidos en sustento económico de las organizaciones de la izquierda abertzale, que siempre han sabido cubrir de ocio su causa y utilizar las tabernas como vía de socialización de su mensaje y captación de jóvenes.
Un repaso a la sentencia de la Audiencia Nacional muestra el amplio historial de relaciones que han mantenido durante años sus responsables con los tentáculos de ETA. Pero las autoridades han sido incapaces de lograr la clausura definitiva de estos negocios, que sólo se han sentido intimidados en un par de ocasiones, como cuando un vecino la emprendió a mazazos contra un local después de que ETA destrozara su casa en un atentado.