Santiago González-El Mundo
El fuguista Puigdemont ha anunciado su último delirio en una entrevista a Punt Avui Television antes de comparecer hoy ante el tribunal belga que decidirá si entrega al ex presidente a la Justicia española o no. Espera ganar el 21-D y vendrá a tomar posesión. Pero comete un error. Al volver será detenido. No gozará de inmunidad hasta que tenga su acta de parlamentario y para entonces deberá estar preso. Tiene derecho a presentarse a las elecciones, tiene derecho a ser investido y si así fuera pasará a ser aforado.
¿Qué pasa cuando un preso preventivo es candidato a la investidura? La Loreg no es muy explícita al respecto, pero hay un precedente. El recluso etarra Juan Carlos Yoldi fue candidato a lehendakari por HB. Fue llevado de Nanclares a la cámara de Vitoria, donde entró esposado, mantuvo un vis a vis con su novia, comió con su familia en la cafetería y leyó un discurso que le había preparado Iruin. Era el 26 de febrero de 1987.
La investidura la ganó Ardanza y él volvió a la cárcel. El 10 de junio de aquel año fue condenado a 25 años. Meses después el Supremo hizo firme la sentencia y el 4 de julio del 88 el alto tribunal ordenó la baja de Yoldi como parlamentario, siendo sustituido por Elkoro, intermediario en secuestros de ETA.
Yoldi no volvió a salir de la cárcel y no volvió a pisar el Parlamento desde su fallida investidura. El dos de Puigdi es otro preso: Jordi Sànchez. Tengo un hermano en Bruselas / y otro en Soto del Real, que vienen a ser el hermano del Tercio y el que tengo en Regulares de la jota. ¿Lo excarcelarán para que pueda ir a mítines? No hay precedentes, no en el caso de Yoldi.
Podrá salir de la cárcel excepcionalmente para acreditarse como diputat, pero para lo demás, como Yoldi. El fugado había explicado que en su lista no habría cargos del PdeCAT y que estaría cuajada de ex consejeros presos y prófugos. Dicho lo anterior Puigdi se confirma como heredero del título que se le asignó en esta columna a Artur Mas, el increíble hombre menguante. Recuérdese que el deudor del Tribunal de Cuentas, quizá embargado para estas horas, acortó las legislaturas al mismo tiempo que su grupo parlamentario: de 62 en 2010, pasó a 50 en 2012. Con Junts pel Sí se hizo la ilusión de volver a la representación de 2010, pero si le restamos los 21 que obtuvo ERC la última vez que concurrió en solitario, se le quedarían en 41.
Puigdemont continúa la tarea de Mas. Las encuestas coinciden en señalar el triunfo de Esquerra y el hundimiento del PdeCAT y la marca con que se presenta. Tal vez la ocurrencia de Junqueras de presentar a la pobre Marta Rovira sea un gesto de piedad hacia el ex presidente; la va a poner de candidata para que las fuerzas estén parejas. Pero él no acepta regalos y para compensar va a poner a seis ex consejeros presos y/o fugados detrás de Sànchez: Rull, Turull, Forn, Borrás, Puig y Ponsatí. O sea, que en los plenos los secesionistas tendrán 12 escaños menos (siete de JxC y cinco de ERC). Admirable estilo de pisarse la manguera, qué fenómenos.