ABC 20/12/16
EDITORIAL
· Hay una campaña de terror genocida y masivo contra Europa, al que hay que responder con legislaciones extraordinarias en los marcos constitucionales de las sociedades democráticas
EL atropello masivo en un mercado navideño de Berlín, secuela y calco de la matanza de Niza, despertó anoche todos los temores de las semanas anteriores, expresados por los servicios de información sobre la comisión inminente de un atentado en una capital europea. Las autoridades alemanas habían evitado hace unos días que un muchacho de 12 años cometiera un atentado con bomba en la localidad de Ludwigshafen. Anoche, el balance inicial de nueve muertos y medio centenar de heridos da muestra de la brutalidad del ataque en la capital alemana –el ministro del Interior, Thomas de Maiziere, confirmó que «todo apunta a un atentado»–, indiscriminado y cruel, que busca aterrorizar a la población europea en plenas fiestas de Navidad. Horas antes, en Turquía se había producido el asesinato del embajador ruso en Ankara, un crimen de consecuencias imprevisibles por la reacción que pueda desatar Moscú contra el terrorismo islamista, principal sospechoso de este asesinato. La de ayer fue otra jornada negra en el calendario terrorista y los grupos islamistas buscarán aumentar la intensidad y el número de sus atentados, a medida que vean reducida su expansión territorial en Siria e Irak. Por eso, vuelve a ser urgente una posición común europea mucho más ambiciosa dentro y fuera del suelo común. Es imprescindible la derrota militar de Daesh y de las facciones de Al Qaida, sin olvidar el frente del Sahara. Mientras el islamismo tenga dominio territorial y recursos económicos, seguirá nutriendo su red de importación y exportación de terroristas.
Internamente, los gobiernos europeos han de mejorar sus intercambios de información, unificando los criterios de valoración de la peligrosidad de los sospechosos. Y es hora de zanjar la polémica sobre los flujos migratorios, con imprevisibles consecuencias electorales y políticas y que tras el ataque de Berlín se centrará en Angela Merkel, pese a que el problema es europeo y debe ser resuelto con políticas comunes. Se hace inevitable aumentar los recursos legales y materiales de la Policía para que cumpla su labor preventiva con la máxima eficacia. El enemigo está dentro y ataca desde dentro contra ciudadanos indefensos, en países marcadamente tolerantes y vigilantes contra cualquier atisbo de xenofobia. No es posible vivir como si estos ataques fueran ocasionales o fruto de yihadistas marginales. Hay un plan terrorista contra Europa, una campaña de terror genocida y masivo al que hay que responder con legislaciones extraordinarias en los marcos constitucionales de unas sociedades democráticas, de nuevo agredidas por un movimiento intransigente y totalitario con el que no es posible la negociación.