La dirección del PNV ha elegido a Imanol Pradales para sustituir a Iñigo Urkullu como candidato a lehendakari a las próximas elecciones autonómicas vascas que se celebrarán en primavera. El Euskadi Buru Batzar presidido por Andoni Ortuzar lo ha comunicado a la opinión pública después de comunicárselo privadamente a Urkullu, con quien hablaron después de preguntar discretamente a Predales si estaría dispuesto a enfrentarse al reto de ser el candidato jeltzale. Y él dijo que sí, como hijo responsable y buen vasco. Y ahora los afiliados del PNV deberán ratificar lo ya elegido por su dirección, que el PNV cree en la democracia interna de los partidos pero sin pasarse.
Que la etapa de Urkullu había finalizado era un secreto a voces, o sea, una obviedad palmaria. Tras tres legislaturas consecutivas siendo lehendakari, debía ser sustituido, tanto porque los tiempos han cambiado como porque el PNV ha envejecido más de lo recomendable, y Urkullu, cansado de vivir en un palacio (el de Ajuria Enea), prefiere retirarse una vez que lo han retirado. Es demasiado soso para los tiempos que vivimos. Andoni Ortuzar, el presidente del partido, va a ser el siguiente en ser sustituido, pero ese paso se dará tras las elecciones vascas y cuando se aseguren la Lehendakaritza, si es que se la aseguran, cosa que está por ver y que quizás decide… un tal Pedro Sánchez. Si hasta ahora el PNV decidía el presidente del Gobierno de España, ahora será el PSOE el que decida en el Parlamento Vasco la presidencia de Euskadi: o para el PNV… o para Bildu, ambos socios de Sánchez. Si alguien da imagen de anacronismo, envejecimiento prematuro y decadencia, ese es Andoni Ortuzar, pero su sustitución necesita seguir unos procesos y encontrar al sustituto apropiado (quizás Itxaso Atutxa). Pero no es cosa de este o de aquel sino del partido en su conjunto; y al viejuno PNV le han salido telarañas y toca modernizarse.
Ahora flaquean por el lado de los jóvenes, cuyos padres votaron jeltzale y que ahora se decantan por Bildu (que son los que defendían a ETA pero aquello fue hace mucho tiempo, casi tanto como lo de Franco)
Imanol Pradales es como Urkullu pero más joven (48 años, un jovenzuelo), y es diputado foral en la Diputación Foral de Infraestructuras y Desarrollo Territorial de Bizkaia. Es desconocido para el gran público, pero lo conocen los empresarios, que es lo que importa. No es ni Josu Erkoreka ni Unai Rementeria ni Itxaso Atutxa ni mucho menos Aitor Esteban, que el que vive en la metrópoli difícilmente vuelve, aunque la gobierne la derecha de Ayuso. Es, sin duda, una elección arriesgada. Imanol Pradales tiene pinta de tímido, bien formado y educado, como todos sus predecesores salvo Juan José Ibarretxe, ese toro desbocado. Imanol Pradales, que fue alumno de Iñigo Urkullu en una ikastola (esa imagen idílica), se enfrenta al reto de lograr lo que el PNV históricamente ha logrado: que le voten tanto la izquierda como la derecha, trabajadores y empresarios, independentistas, autonomistas y españolistas, monárquicos y republicanos, mayores y no tan jóvenes… y engañarlos por igual a todos. Ahora flaquean por el lado de los jóvenes, cuyos padres votaron jeltzale y que ahora se decantan por Bildu (que son los que defendían a ETA pero aquello fue hace mucho tiempo, casi tanto como lo de Franco). Luego está lo de pactar con PP o PSOE según convenga, pero esa es otra historia: la de representar a los vascos en Madrid y defender los intereses de Euskadi, nación vasca con derecho a decidir cuando corresponda, que el Concierto Económico está vigente y somos nacionalistas pero no tontos, en esta Europa sin fronteras interiores en la que ser independentista se deja para los mítines y las soflamas. De momento, seguirán yendo a Madrid a lo de siempre: conseguir ventajas políticas y beneficios económicos, la mayor tajada posible, que luego ya se repartirán las nueces. Pero ahora toca representar a los vascos y vascas en el País Vasco, la madre de todas las batallas.
Para lograr su objetivo, esto es, ser Lehendakari, no es que Imanol Pradales vaya a clamar en el desierto, disponer de una campaña modesta y sin apenas recursos económicos o sin el apoyo mediático que necesitan los partidos políticos. EITB está controlada por Bildu, según se dice, pero tampoco tanto. Y otra cosa no, pero el PNV dispone de pasta suficiente para enfrentar lo que se tercie, como buen gestor y partido serio y de Estado, capaz de esto y de lo contrario. Va a poner en marcha toda su maquinaria, que es inmensa. Ahora lo que toca es enfrentarse a Bildu, patriotas descarriados, que les pisa los talones porque votan los padres pero también votan los hijos, y las nuevas generaciones apenas saben de los crímenes de ETA o se han olvidado. Agua pasada no mueve molino. Además Otegi no será el candidato, que para presentarse a unas elecciones se puede haber sido terrorista pero no un vejestorio.
Modernizarse poco a poco
Iñigo Urkullu e Imanol Pradales ya se han saludado públicamente en un encuentro casual y nada preparado, con Andoni Ortuzar de maestro de ceremonias y abrazo televisado por las cámaras de Euskal Telebista, que el PNV cree en lo público pero para privatizárselo. El encuentro se produjo este pasado fin de semana en Sukarrieta (Pedernales, hasta 1989), donde el PNV conmemoró el 120 aniversario del fallecimiento del racista Sabino Arana, fundador del partido cuyo lema sigue siendo «Dios y leyes viejas». Que hay que modernizarse pero poco a poco.