EL CORREO – 06/11/14
· Los partidos clásicos aguantan mejor en Euskadi: los jeltzales ganarían en Bizkaia y por la mínima en Álava y la izquierda abertzale sigue líder en Gipuzkoa.
Si ahora se celebrasen elecciones municipales y forales en Euskadi, el PNV mantendría prácticamente incólume su fortaleza en Bizkaia, recuperaría la primera plaza en Álava y aguantaría el tipo en Gipuzkoa, donde, sin embargo, no logra erosionar el liderazgo de EH Bildu, que acusa en cierta medida el desgaste de su gestión al frente de la Diputación, pero, aun así, aventaja a la formación peneuvista en nada menos que siete puntos.
Así se desprende de una encuesta de previsión de voto difundida ayer por el Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno vasco, que, en líneas generales, da por consolidadas las posiciones de las fuerzas abertzales y aventura un retroceso notable pero no dramático del PSE y algo más profundo en el caso del PP en todos los territorios y en las tres capitales. Podemos, que aún no ha confirmado si se presentara a las forales y que en las municipales podría concurrir a través de otras plataformas, irrumpiría en la escena política vasca con un porcentaje cercano al 10% de los votos y cinco junteros en cada una de las Cámaras forales –lo que barre la representación de cualquier otra sigla minoritaria de izquierdas–. Un resultado extraordinario para una marca con apenas ocho meses de vida pero lejos de los espectaculares resultados que el partido de Pablo Iglesias cosecha en toda España. Allí supera la barrera del 22% de los sufragios, más del doble que en Euskadi.
De hecho, una lectura a fondo del sondeo, basado en 2.198 entrevistas realizadas entre el 6 y el 13 de octubre, antes del impacto que en la opinión pública ha tenido la ‘operación Púnica’ contra la corrupción, permite constatar que los partidos tradicionales no sufren en el País Vasco la dolorosa sangría de votos que les aqueja en España. Un factor achacable, según algunos observadores, al clima algo más respirable frente a los escándalos perpetuos por ejemplo en la Comunidad de Madrid y a la todavía difusa presencia de Podemos en Euskadi, sin líderes reconocibles. El partido de gobierno, el PNV, apenas ve modificada su situación actual y se mantiene en las marcas conquistadas en los anteriores comicios municipales y forales de 2011. En la cara de la moneda, la cómoda mayoría en Bizkaia –aunque perdería un juntero– y los trece escaños y triunfo por la mínima en Álava –de la mano de su nuevo candidato, Ramiro González–. La cruz, por contra, sería, pese a un ligero repunte, la frustrante segunda posición en Gipuzkoa donde los jeltzales decidieron no impedir que EH Bildu formara gobierno con la esperanza de que el poder les desgastara.
Nada de eso sucede. La izquierda abertzale mantiene sus buenos resultados de 2011, aunque, en algunos casos, no logra incorporar los votos que Aralar –que se presentó entonces por separado– logró cosechar hace tres años, lo que impide que su trayectoria sea netamente ascendente. Aun así, se aseguraría el liderazgo en Gipuzkoa y San Sebastián, es segunda fuerza en Álava y en Bizkaia, su talón de Aquiles, proseguiría como segunda fuerza en Bilbao por encima del PP, un hito histórico para la izquierda abertzale.
Desplome popular
Con los nacionalistas cómodamente asentados y Podemos en alza –cuarta fuerza, por encima del PP, en intención de voto en Bizkaia y Gipuzkoa–, socialistas y populares son los grandes perjudicados del nuevo mapa político. Aunque el golpe es algo menos duro que en el conjunto de España. El PSE se resiente en mayor o menor medida en las tres capitales y resiste en Álava, donde mantiene todas sus actas en Juntas, aunque se deja tres puntos y otros tantos junteros en Bizkaia y Gipuzkoa. El PP sufre una debacle en su feudo tradicional: pierde cinco escaños en todo el territorio alavés y diez puntos porcentuales en la capital, Vitoria, pese a la agresiva campaña del alcalde Javier Maroto para modificar los requisitos de acceso a la RGI. Los populares se desploman también en Bizkaia, donde continúan en caída libre, y aguantan el tipo en Gipuzkoa, con sus escaños intactos.
Por territorios, la batalla se presenta apasionante en Álava, donde PNV y EH Bildu quedan prácticamente en tablas en la Diputación, empatados a escaños y con apenas un punto de diferencia. También en Vitoria, donde el empate técnico es triple: jeltzales, populares e izquierda abertzale se quedan en un puño, con un 20% de las papeletas cada uno, aunque el PNV obtendría un escaño más (7) que los otros dos. Si PNV y PSE consolidan su pacto postelectoral para permitir que gobierne el más votado entre los dos, como desea Sabin Etxea, los nacionalistas podrían alzarse con la ‘makila’ en ambas instituciones aunque en minoría. Tanto en ese territorio como en Gipuzkoa y San Sebastián los junteros y ediles de Podemos se antojarían decisivos para decidir el color de los futuros gobiernos.
Significativa es también la fortaleza incontestable que demuestra el PNV en Bilbao con su nuevo candidato, el todavía consejero Juan María Aburto. El fallecimiento del carismático alcalde Azkuna priva al PNV de la mayoría absoluta en la capital vizcaína, pero se quedarían ahora a solo dos escaños de aquella marca y cerca del 40% de los votos.
EL CORREO – 06/11/14