Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 30/12/11
Las cajas vascas se resisten a desprenderse de su barniz político. Cuatro días antes del nacimiento de Kutxabank, la nueva entidad bancaria que a partir del 2 de enero englobará a las actuales BBK, Kutxa y Caja Vital, PNV y PP se han repartido los quince puestos del futuro consejo de administración, en el que no estarán Bildu y PSE-EE. El acuerdo de última hora entre nacionalistas -que dispondrán de mayoría absoluta bajo la presidencia de Mario Fernández– y populares ha irritado especialmente a los socialistas, que digieren ahora su sonoro fracaso en la búsqueda de un acuerdo que, a última hora, pretendían en compañia de Bildu. Lógicamente, este nuevo escenario financiero les da pie para recuperar su discurso de que el PNV utiliza a las entidades del país a su conveniencia, pero no es menos cierto que resulta muy difícil de entender que el partido al que pertenece el actual lehendakari esté fuera del máximo órgano de decisión de la caja vasca por la que se viene suspirando, en Euskadi, desde hace casi una década.
El PSE-EE es el gran damnificado por el nuevo acuerdo en materia económica que alcanzan PNV y PP en el último mes ya que estos dos partidos se aseguraron, recíprocamente, los presupuestos de 2012 en las Diputaciones de Bizkaia y Álava. Ahora, los socialistas ven cómo su socio en el Gobierno de Patxi López dispone en la gran caja vasca de una representatividad (4 de 15 miembros) muy por encima de la que exhiben sus resultados electorales (es la cuarta fuerza); de otro, acusan el golpe que supone visualizar una nueva mayoría en Euskadi sobre todo en una cuestión de tan hondo significado; y, por si fuera poco, que cuando se tratan de asuntos estratégicos de país todo pasa por el PNV, su enemigo más acérrimo. Eso sí, apenas les queda el consuelo de que dispondrán en el consejo de Kutxabank de la presencia de un socialista, el presidente de Caja Vital, Carlos Zapatero, que será el vicepresidente segundo.
Bildu también se siente especialmente molesto por su exclusión. Sobre todo porque, de momento, se queda sin premio tras haber evitado que la fusión de las tres cajas vascas encallase en la asamblea de Kutxa. Además, porque los resultados de las urnas avalan su exigencia de una representatividad en el consejo que el PNV, mayoritario en la poderosa BBK, no ha permitido. De paso, alimentan el argumentario político para desgastar a su principal rival en las urnas al considerar que la derecha económica se ha unido. Con acuerdos así, las relaciones venideras entre Iñigo Urkullu y Mariano Rajoy se antojan engrasadas.
Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 30/12/11