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Podemos entra en campaña camuflando bajo buenas palabras su intención de superar al PSOE. Cuando hablan de ganar solo se refieren al PP, mientras que para los socialistas ofrecen una mano tendida que durante meses le negaron a Pedro Sánchez. Pero la formación morada ha desarrollado una estrategia de campaña que tiene un objetivo prioritario: poder presentarse la noche del 26-J como la fuerza política que lidere el desalojo del PP. Los socialistas se defiende: ayer, Pedro Sánchez presentó en Canarias un «plan de emergencia social» consistente en que nadie se quede sin agua, luz ni gas si él gobierna, y en implementar una renta de inserción de 426 euros a las 720.000 familias en riesgo de exclusión por no percibir ingresos, entre otras medidas; todo muy parecido a la «Ley 25» de Podemos contra la exclusión.
Ejemplo de ello es la frase que repite el director de campaña de Podemos, Iñigo Errejón: «De la remontada al desempate», en referencia a cómo el 20 de diciembre lograron un resultado mejor del que apuntaban las encuestas y ahora tratan de «desempatar» esa situación que los dejó a 300.000 votos del PSOE.
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Podemos ya piensa en cómo vender su resultado sobre el PSOE: «Los votos son más importantes que los escaños»
En la formación morada trabajan con la hipótesis que señalan la mayoría de las encuestas: habrá «sorpasso» en votos –si se suman los votos de IU ya lo hubo el 20-D–, pero no en escaños. Por eso han organizado una campaña con un mensaje que confrontará directamente con el PP. La lógica que impera es demostrar cuál es su verdadero objetivo, mientras el PSOE está a la defensiva. El objetivo es lograr una ventaja «amplia» en votos sobre los socialistas para presentarse como el actor que debe liderar el pacto de izquierdas. Lo ejemplificaron a la perfección las palabras de ayer del secretario de Organización, Pablo Echenique, que dijo que el sistema electoral debería ser más proporcional y que «los votos son más importantes que los escaños».
La campaña de Podemos, en la que Iglesias solo participará en ocho actos mientras se centra en la televisión, tendrá a Errejón como gran protagonista. Entre él y el líder del partido visitarán cinco ciudades andaluzas durante los quince días de campaña.
El «tracking» amenazador
El PSOE logró allí un cuarto de sus votos el 20-D, dobló a Podemos y fue el territorio en el que más sufragios de ventaja sacó a los morados. Aprovechando la buena implantación territorial de IU en la región, Podemos echará el resto para recortar la distancia en votos y reducir la diferencia en escaños en dos o tres actas. El 20-D el PSOE obtuvo 22 diputados en Andalucía, y Podemos, 10.
Y, conscientes de ello, en Ferraz han diseñado una estrategia que pasa por una constante presencia de Sánchez en Andalucía y, además, con Susana Díaz como anfitriona. Ambos han enterrado el hacha de guerra hasta después del 26-J porque es mucho lo que hay en juego. Incluso Alfonso Guerra, crítico hasta no hace tantas semanas, declara a la revista «Tiempo»: «Sánchez ha crecido de manera extraordinaria y le apoyo claramente».
Hasta la Dirección-Federal ha llegado la muestra de un «tracking» que alarma a todos porque dice que Podemos está a tan solo un 1,4% de superar a la histórica formación de la izquierda española. Eso, en una muestra de solo mil entrevistas y con un margen de error superior a ese porcentaje, es tanto como hablar de empate técnico.
«Si desde la Dirección Federal se admite eso, cómo será la realidad», se preguntan algunos dirigentes. En el fondo nadie se quiere hacer a la idea de que esto sea así porque, como reconoce el presidente de Castilla-la Mancha, Emiliano García-Page, «el PSOE no está preparado para ser tercero y tendría que hacérselo mirar».