VÍCTOR DE LA SERNA, EL MUNDO – 03/01/15
· Elecciones, Podemos, Cataluña, situación económica: 2015 ha empezado.
«Nunca antes la suma de las expectativas de PP y PSOE habían caído tanto como para aventurar que el partido más votado pueda no ser uno de los dos», resaltaba Fernando Garea en El País, dentro de un análisis del 2015 electoral. Podemos es el factor nuevo. Y hasta incide en el otro gran tema político del año –y de todos estos años–, el intento de secesión catalana, al irrumpir con fuerza en las encuestas regionales y emitir algunos mensajes poco amigables sobre esa secesión, cuyos siguientes pasos están pendientes del diálogo de sordos entre Artur Mas y Oriol Junqueras.
Afirmaba un editorial de EL MUNDO sobre el movimiento de Pablo Iglesias: «Sobran motivos para criticar sus ideas y refutar sus propuestas, principalmente porque son desastrosas e inaplicables. Es lógico que el PP critique estos aspectos, que IU sienta temor ante su fuga de votantes a la nueva formación y que Pedro Sánchez tema el tirón de Pablo Iglesias. Pero cuando los independentistas basan sus ataques a Podemos en su falta de pedigrí nacionalista tan sólo ponen de manifiesto su pobreza programática».
Claro que luego se anunciaba un inminente acuerdo de Podemos con Ada Colau en Barcelona, y el vigor de su celo antiseparatista quedaba bastante en entredicho…
Pero nada frenaba el entusiasmo de Javier Pérez Royo en El País: «Iglesias ha demostrado que, incluso en un terreno de juego tan embarrado, en el que los jugadores, tanto los locales como los visitantes, habían llegado a una situación en la que no podían siquiera mover el balón, él sí puede. Y que puede hacerlo levantando la cabeza y dando un pase largo y profundo. Ha movido las aguas estancadas y ha obligado a todo el mundo a resituarse. No hay prácticamente ningún columnista relevante en la prensa catalana que no se haya visto obligado a pronunciarse sobre lo que ha significado su presencia en Barcelona. Ni por supuesto ningún partido que no se haya dado por aludido».
Y Josep Maria Rañé, en La Razón, abundaba en esa opinión: «El coordinador general de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Josep Rull, tiene razón al quejarse de que la presencia y el discurso de Podemos españoliza el escenario político catalán. (…) Lo cierto es que la sola presencia en un acto con unas miles de persones en Cataluña ha puesto nerviosos a los independentistas. No porque tengan una propuesta mágica, al fin y al cabo no son más que una variante de la propuesta federal de los socialistas catalanes, sino porque consideran que distrae al personal del monotema, centra el debate en lo social y económico y además les rompe la falsa imagen que tanto les gusta proclamar, en el sentido de que España es un reino políticamente monolítico, para así descalificar aquí cualquier posición que discrepe de su posición también monolítica. A eso le llaman españolizar el debate catalán».
Lluís Foix, en La Vanguardia, adelantaba cautelosamente: «Año de elecciones, año de ficciones y de imposturas. Es propio de los años electorales aquí y en todas partes. La batalla de las urnas empezó con la comparecencia de Rajoy en rueda de prensa el pasado día 26. El año próximo será mejor que el que acabamos de pasar, dijo Rajoy remarcando unas cifras que no son percibidas igualmente por buena parte de una sociedad que se siente insegura. Rajoy insiste en las cifras porque no puede referirse a la corrupción ni tampoco al litigio abierto por Artur Mas frente al Estado. El Gobierno no ha lanzado ningún cable para intentar trazar puentes con Cataluña, limitándose a fomentar acciones jurídicas y judiciales que debería saber que no reducen la tensión, sino que la aumentan». Y se agarraba al paraguas habitual: «Tenemos la fortuna de que la Unión Europea es la garantía de que no se tomen atajos en España ni en Cataluña para resolver un conflicto siempre latente en la historia de los dos últimos siglos. Europa no tiene un ejército ni toma decisiones coercitivas. Su fragilidad es su fuerza. Desde las imperfecciones impone la necesidad de las reglas de juego democráticas, libres, abiertas, sin negar la singularidad de todos».
Pero según decían fuentes del PP citadas por Paloma Cervilla en ABC, Rajoy prepara una ofensiva general en Cataluña para enfrentarse de una tacada a Mas y a Iglesias: «La prioridad del presidente en el primer semestre del año será Cataluña y va a intensificar su presencia. Desde el Partido Popular queremos capitalizar la figura de Rajoy y plantar cara al independentismo».
Joan Tapia, en El Periódico, resaltaba las incongruencias catalanas que la irrupción de Podemos no ha hecho sino exacerbar: «Aquí miraremos a Grecia. Y no por la democracia ateniense sino porque el pésimo gobierno de entonces forzó hace cuatro años un rescate de nada menos que 240.000 millones de euros; el 131% del PIB, que con la crisis ha caído una cuarta parte. Ahora nos preocuparemos por si la posible victoria de Syriza (un mixto de Podemos e IU) en las elecciones del 25 de enero puede beneficiar a las listas del ‘caballo de Troya del Estado’, o sea a Podemos, en detrimento de la ‘lista de país’. ¿Acaso las otras listas, las muy variopintas de ICV, PSC, Ciutadans, PPC y ahora Podemos, son extraterrestres?».
Concluía Isabel San Sebastián en ABC: «¿Podrá vencer el miedo a la frustración y el desencanto? ¿Cuándo llegarán al bolsillo del votante los ansiados brotes verdes? Son tantas las variables en juego, que hacer una quiniela hoy sería un ejercicio vano, porque el horizonte judicial también nos dará sorpresas, como las que aporte el caso Bárcenas con la apertura de juicio oral».
VÍCTOR DE LA SERNA, EL MUNDO – 03/01/15