Podemos, con reservas

EL CORREO 10/12/14
TONIA ETXARRI

Desde Izquierda Unida se suele decir, para justificar algunas reticencias internas a sellar alianzas con Podemos, que «no está claro aún» que la formación liderada por Pablo Iglesias sea de izquierdas. Pero este grupo populista que ha provocado tanta inquietud en el resto de partidos políticos desde que irrumpió en el Parlamento europeo, después de haber defendido abiertamente la salida del euro, utiliza el perfil de izquierdas para buscar espacios comunes.

En Euskadi, los 52.000 votos obtenidos encendieron la luz de alarma en el partido socialista, que vio que la fuga de papeletas que ha sufrido progresivamente en los últimos años, en vez de ser rescatada de la abstención, podría ser atraída por el nuevo partido. También empezó a inquietarse la denominada izquierda abertzale, que ha pasado a ocuparse de un partido con el que mantiene bastantes coincidencias. No hace falta recurrir a la pasión común confesada por los regímenes de Cuba o Venezuela, en donde por cierto siguen viviendo plácidamente algunos refugiados terroristas.

En la política doméstica es donde Podemos ha ido dejando rastro. Con un discurso ambiguo a medida que ha ido comprobando que sus primeras propuestas asustaban a buena parte de los ciudadanos. Y como su aspiración es la de ocupar el poder y necesita atraer a mucha más gente de la que ya les sigue, se han reconvertido ahora a la socialdemocracia. Eso dicen. Se han apuntado al furgón de cola de un tren cuyo vagón de cabecera europea transita, desde hace tiempo, hacia terceras vías más bien liberales.

En medio de esa pulsión de ‘amor/odio’ hacia la deuda hablan de ricos y pobres. También del derecho de autodeterminación. A favor, si votamos todos. Y desde Bildu se ponen en guardia. Les suena bien que estos profesores no hayan condenado la trayectoria de ETA, aunque rechacen el terrorismo. Pero de ahí a que invadan el terreno electoral a la se-

gunda fuerza política del País Vasco, media un abismo.

De hecho, tanto Bildu como el PSE, que habían respirado aliviados al saber que Podemos,con su nombre ‘de pila’, no concurrirá a las elecciones municipales, toman nota del último sondeo del Gobierno vasco. Porque la formación de Pablo Iglesias, sin programa ni candidatos, ya tiene asignado un mínimo de dos concejales en los ayuntamientos de las tres capitales vascas. Lo que son las modas.

Pero ayer mismo Errejón, que volvió a dar la cara después de haber estado tras el telón el tiempo necesario mientras amainaba la tormenta desatada por el escándalo de su beca fraudulenta, rebajó las expectativas. No está en sus coordenadas políticas establecer alianzas con la izquierda abertzale. Van midiendo sus apariciones. Mejor en las televisiones en donde se encuentran cómodos. De retirada cuando quedan en evidencia sus carencias. Pactando una entrevista con una sola pregunta como quisieron imponer en una cadena privada. Y combinando mensajes ambiguos.

Pero se equivocarán quienes piensan que señalar a Podemos como «amigos» de Otegi les puede restar votos. En Euskadi ya hemos visto que Bildu es la segunda fuerza política. Sencillamente porque los ciudadanos vascos, lejos de castigarlos por su complicidad con ETA, los premiaron porque los terroristas habían dejado de matar.