EL PAÍS 19/02/14
FRANCESC DE CARRERAS
· Las ideas con las que fueron a las europeas eran inconsistentes
Los amigos me preguntan por qué no escribo sobre Podemos. Tienen razón, es un tema actual e ineludible. Mi respuesta: “No escribo sobre Podemos porque todavía no sé muy bien lo que es Podemos, solo tengo dudas y sospechas”.
La primera duda no es imputable a Podemos sino al revuelo mediático y al pánico que ha provocado en los demás partidos. El dato más concreto sobre Podemos es que obtuvo cinco eurodiputados cuando los sondeos solo le otorgaban entre 0 y 1, es decir, a la hora de la verdad probablemente ninguno. A partir de ahí, en los sondeos siguientes, su cotización demoscópica se disparó de forma extraña hasta llegar en algunas encuestas a ser considerado el partido con mayor intención de voto. ¿Se equivocaron de nuevo los institutos demoscópicos? Si son ciertas estas previsiones, ¿se mantendrán hasta la jornada electoral?
La segunda duda todavía me desconcierta más: ¿cuál es el proyecto de Podemos? Empezó siendo una tendencia radical segregada de IU y vinculada al nuevo populismo de izquierdas latinoamericano, algo bastante extravagante en Europa. Después, tras el verano, dijeron iniciar un súbito giro al centro político que, si no estoy errado, solo se ha concretado en un programa económico preparado por dos economistas no precisamente centristas. Acerca de todo lo demás —instituciones, bienestar, organización territorial— aún no hay noticias. ¿No es muy extraña esta indefinición? ¿Cuál es su modelo?
Después están las sospechas. La principal es que ocultan deliberadamente sus intenciones. Las ideas con las que concurrieron a las elecciones europeas eran claramente inconsistentes. Gracias al subidón demoscópico y al desmesurado eco en la prensa, sus ambiciones aumentaron de forma exponencial. Probablemente pensaron que lo mejor era disimular su modelo, les bastaba con impugnar a los demás partidos, tan desprestigiados. “Ellos son la casta, nosotros los puros”. Con eso bastaba.
Pero algunas noticias recientes han puesto en duda esta pureza. Tania Sánchez, la novia del jefe —no es machismo, es la verdad—, abandona abruptamente IU tras haber sido elegida en primarias candidata a presidir la Comunidad de Madrid: un caso flagrante de deslealtad política hacia quienes confiaron en ella. Se descubre que Juan Carlos Monedero, cerebro del grupo, sin rendir cuentas a su universidad, cobró una cifra estratosférica por un todavía desconocido informe sobre un proyecto de unión monetaria latinoamericana, sin ser ni siquiera economista, a través de una sociedad meramente instrumental para así pagar menos impuestos. No es precisamente un ejemplo de honradez, más todavía en un partido cuyo signo de identidad es combatir la corrupción. ¿Son de fiar los dirigentes de Podemos?
Este no es un artículo más “contra” Podemos. Solo un intento de formular dudas razonables y fundadas sospechas que este partido me suscita.