Podemos ha aceptado la mano tendida del nuevo PSOE de Pedro Sánchez, pero para apretarla con fuerza. La formación de Pablo Iglesias ya ha impuesto a los socialistas al menos dos exigencias para testar la disponibilidad al entendimiento de Sánchez: que el PSOE no respalde el tratado de libre comercio de la UE con Canadá (CETA) y que no apoye el techo de gasto y los objetivos de déficit para 2018. Diputados de Unidos Podemos así se lo han transmitido a los del PSOE.
De momento, los socialistas ya han retirado su apoyo al CETA. La nueva Ejecutiva del PSOE decidirá el lunes si se abstiene o si vota en contra del tratado comercial entre la UE y Canadá, pero en ningún caso lo seguirá apoyando.
La nueva presidenta del PSOE, Cristina Narbona, confirmó que el PSOE, que ha respaldado este acuerdo comercial tanto en el Congreso como en el Europarlamento, ahora está decidido a dar marcha atrás. «No lo vamos a apoyar», confirmó en las redes sociales, acompañando la afirmación con el mensaje «por una nueva socialdemocracia».
Este cambio de posición es consecuencia de las resoluciones aprobadas por el 39º Congreso Federal del pasado fin de semana pasado, según explicaron fuentes socialistas. En el cónclave, el PSOE aprobó tomar posición a favor del comercio internacional, pero con límites.
Narbona, al ser cuestionada en internet por este cambio de criterio, argumentó que los acuerdos internacionales «tienen que redefinirse para no concentrar más poder en las grandes corporaciones».
Pablo Iglesias aplaudió rápidamente la receptividad del PSOE para girar su criterio. «Rectificar es de sabios. Buena noticia que el PSOE venga al lado de los que nos oponemos al CETA y defendemos la soberanía y los derechos», dijo.
No obstante, y pese al cambio de criterio del PSOE, la votación en el Pleno de la próxima semana de este tratado de libre comercio con Canadá podría salir adelante igualmente, ya que PP y Ciudadanos contarían en principio con el respaldo del PNV, PDeCat y Coalición Canaria.
En Europa, ningún país ha votado por el momento en contra del CETA. Igualmente, en la votación en el Parlamento Europeo del pasado febrero salió adelante por amplia mayoría y sólo los grupos de extrema derecha y extrema izquierda, partidarios del proteccionismo, votaron en contra.
Desde la dirección de Podemos consideran que las votaciones del CETA y del techo de gasto suponen la prueba del algodón que debe superar Sánchez para certificar su predisposición a un entendimiento con ellos. Que el PSOE no las apoye supone un «paso», un «avance» para comenzar a construir acuerdos entre ambas formaciones contra el PP.
«Son momentos para demostrar con hechos donde se está», avisó esta misma semana Irene Montero al PSOE, tras conocer que los socialistas respaldaban el tratado con Canadá en la Comisión de Exteriores. «Ojalá se pueda concretar en que podamos estar juntos frente al CETA y que en el techo de gasto podamos tener una posición que no siga recortando derechos a los españoles», fue el mensaje lanzado para ejercer presión sobre los socialistas.
«Nos han marcado el paso y vamos a aceptar», reconocieron ayer fuentes del Grupo Socialista, sorprendidas ante el giro brusco que pretende dar la nueva cúpula del partido a su actividad parlamentaria. Y es que este mismo martes, en la Comisión de Exteriores, el PSOE había votado nuevamente junto a PP y Cs para aprobar el dictamen del tratado por 28 votos a favor y ocho en contra. Esta votación debe ratificarse la próxima semana en el Pleno.
En el Congreso, los socialistas hasta ahora habían defendido con fervor la necesidad de que España ratifique este acuerdo, hasta el punto de que votaron junto a PP y Ciudadanos para rechazar una petición de Unidos Podemos planteando un recurso previo de constitucionalidad sobre el mencionado tratado.
El PSOE también lo respaldó en el Parlamento Europeo, donde la eurodiputada Inmaculada Rodríguez-Piñero lo describió como «un buen acuerdo, moderno y progresista, que preserva los estándares sociales, laborales y medioambientales de la Unión Europea». En el mismo sentido se pronunció en el Congreso la diputada Soraya Rodríguez.
Además, el PSOE consideraban el tratado de «importancia estratégica contra el populismo proteccionista que recorre Europa y gobierna en Estados Unidos».
En este cambio de criterio han tenido mucho que decir tanto Narbona como Manuel Escudero, secretario de Economía de la Ejecutiva de Sánchez. Ahora será este órgano el que determine el sentido final del voto, pero las fuentes consultadas anticipan ya una abstención. Podemos se vería satisfecho con esta posición, toda vez que supondría no respaldarlo, a la vez que desmarcarse de PP y Ciudadanos.
El viraje anunciado por el PSOE, pese a ser llamativo, no ha cogido con el pie cambiado al Gobierno, que ya barruntaba la posibilidad de que Iglesias fuera marcando los pasos de Sánchez en el Parlamento. Ayer mismo, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, lanzó un claro mensaje a los socialistas: «Parece que ahora que ha llegado de nuevo el señor Sánchez se empiezan a avergonzar ustedes de los acuerdos y de las decisiones que han tomado».
El cambio de criterio respecto al CETA no fue el único del PSOE en las últimas horas. También ayer, los socialistas votaron junto a Unidos Podemos, ERC, el PDeCat y el PNV para que comparezcan el próximo 29 de junio el ex director adjunto operativo de la Policía, Eugenio Pino, y el ex inspector y ex asesor de la cúpula policial José Ángel Fuentes Gago. Hasta ahora, el PSOE había rechazado respaldar estas comparecencias por alimentar la tesis de Podemos y los independentistas de que la pasada legislatura hubo una «policía política» en Interior.