El comportamiento de Podemos en el Congreso volvió ayer a ser masivamente criticado –quizás más que nunca– después de que sus diputados abandonaran el Hemiciclo para ausentarse del minuto de silencio por el fallecimiento de la senadora y ex alcaldesa de Valencia, Rita Barberá. Una actitud en la que la formación de Pablo Iglesias se quedó sola, pues todos los demás grupos, incluidos los más feroces críticos con el PP, como Compromís y ERC, secundaron el gesto de «respeto» permaneciendo de pie en sus escaños.
El plante, ordenado por Iglesias desde su teléfono móvil cuando iba en coche al Congreso y justificado luego por él por ser un «homenaje político» a una persona imputada por blanqueo, intentó hacer de su muerte una causa política contra la corrupción. Sin embargo, este planteamiento fue quedando en evidencia con el paso de las horas. Primero por el desmarque del resto de grupos de la oposición, que diferenciaron entre lo que son las críticas políticas legítimas a Barberá y el «duelo personal» apenas unos minutos después de conocerse la noticia de su fallecimiento. Y segundo, porque Podemos fue rectificando su actitud en los diferentes espacios institucionales donde tiene representación. El más evidente fue el Senado, donde sí participó en el minuto de silencio. Lo mismo que sucedió en las Cortes Valencianas, foro donde Podemos ha sido implacable denunciando el caso por el que Barberá estaba imputada.
Con todos estos contrastes, el partido de Iglesias parece estar atrincherado en una polémica permanente en el Congreso, lo que empieza a preocupar dentro del grupo parlamentario, pues se cree que todo este «ruido» sólo distorsiona su imagen.
Iglesias se mantuvo firme y defendió hasta el final la ausencia de los miembros de Unidos Podemos bajo el argumento de que «un minuto de silencio es un homenaje póstumo», máxime si se hace en un «espacio político» como el Congreso de los Diputados. «Nosotros no vamos a participar en un homenaje por una persona cuya trayectoria política ha estado marcada por la corrupción», incidió.
Pese a ello, los parlamentarios de su grupo en el Senado le llevaron la contraria al quedarse junto al resto en un minuto de silencio por la senadora fallecida. Eso sí, después de una discusión en la que se debatieron dos posturas. La de irse, defendida por el portavoz, Ramón Espinar, y la de quedarse, que finalmente ganó, liderada por Maribel Mora.
En toda esta polémica fue muy simbólica la actitud mostrada por Compromís, socio valenciano de Podemos y principal azote de Barberá y del PP regional. Su portavoz, Joan Baldoví, decidió secundar el minuto de silencio y desmarcarse de Iglesias. «Cualquier persona merece ese mínimo respeto», subrayó. Además, diferenciando entre la crítica y «el duelo», explicó que entendía «desde el primer momento» que no era ningún tipo de «homenaje» a la ex alcaldesa, sino que era «una muestra de respeto a la persona». Por su parte, la vicepresidenta valenciana y líder de Compromís, Mónica Oltra, también aparcó sus críticas. «Lo primero es la consternación, la muerte siempre me evoca el silencio», dijo.
En esa línea, el portavoz adjunto de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, aseguró que su partido ya le dijo a Barberá lo que pensaba sobre su gestión cuando vivía y que reiterarlo cuando ha muerto era «poco elegante». «Hay que separar lo que ha sucedido hoy de su gestión política. Se trata de una persona fallecida y ante eso lo único que puedes hacer es sumarte al duelo», afirmó.
Desde el PSOE también se quiso establecer esa clara diferencia entre el rechazo a la política y su bagaje y lo que es el respeto por una senadora en activo fallecida. «Es un día para mostrar respeto por el fallecimiento de una persona, para acompañar a su familia y amigos […], creo que todo lo demás sobra», señaló Antonio Hernando. El portavoz del PSOE en el Congreso reprobó expresamente la actitud de Podemos. «En la vida hay que saber comportarse y la política también hay que saber comportarse de igual modo», les advirtió.
El socialista Eduardo Madina advirtió de que «no se puede politizar la muerte» de alguien al discutir sobre si se debe guardar o no un minuto de silencio, como en este caso. «Si este país está discutiendo sobre si hay o no que respetar la muerte, tiene un problema mucho más grave de lo que yo pensaba», sentenció, en una reflexión compartida dentro del Grupo Socialista.
En cuanto a Ciudadanos, la actitud de Podemos supuso otra muesca en la ardiente confrontación que mantienen. «No se trata de un homenaje político, se trata de una muestra de respeto ante el fallecimiento de una senadora», contrapuso Juan Carlos Girauta, portavoz parlamentario. «La gente tiene que juzgar por sí misma lo que significa cada gesto», añadió sin querer ahondar en polémicas, informa Raúl Piña.
«El respeto por los adversarios políticos no nos hace cómplices de sus ideas o actos, nos hace simplemente humanos», expuso Albert Rivera en las redes sociales. Más contundente fue su diputado Toni Cantó, presidente de la Comisión para la Lucha contra la Corrupción, quien tachó de «vergonzoso» que «quienes defienden o aplauden las gracias de los violentos se ausenten hoy».
Ribó: ‘deja huella en la ciudad’
Apenas unas horas después de que se conociera el fallecimiento de Rita Barberá, el actual alcalde de Valencia, Joan Ribó, convocó un pleno extraordinario para mostrar las condolencias de la corporación municipal. El primer edil, de Compromís, dejó de lado las diferencias políticas y repasó la trayectoria de Barberá además de declarar, con la aprobación del pleno, tres días de luto oficial. «Estoy conmocionado. Barberá fue alcaldesa de la ciudad elegida democráticamente durante 24 años y su huella permanecerá mucho tiempo», señaló. El pleno, además, arrastró la misma polémica desencadenada por Podemos en el Congreso. El edil de València en Comú (la marca de los círculos en Valencia) Berto Jaramillo declinó participar en el acto. Tampoco lo hizo su compañera María Oliver, aunque por encontrarse de viaje en Madrid. El portavoz del grupo, Jordi Peris, que sí asistió, insistió en que la postura del grupo fue la de mostrar respeto por una cuestión «humana».