EL MUNDO – 17/05/16
· Los movimientos de Podemos para reforzarse de cara a las elecciones generales no se han quedado solamente en sumar a Izquierda Unida.
· La formación emergente ha echado el resto para aglutinar bajo el liderazgo de Pablo Iglesias a 16 fuerzas políticas situadas a la izquierda del PSOE para, en su segundo intento electoral, conseguir el sorpasso y proclamarse como la principal alternativa de gobierno al PP.
El afán por superar al PSOE ha llevado así a Podemos a cerrar alianzas electorales con hasta 16 organizaciones o plataformas para ir juntos en las cinco coaliciones del partido morado para el 26-J, y que pretenden convertir a Iglesias en el líder hegemónico de la izquierda y, si se puede, en el próximo presidente.
Las 16 organizaciones se pueden dividir en tres grupos: las que ya fueron aliadas de Podemos en la cita del 20-D –seis–, las recién incorporadas –tres– y los partidos que llegan a la coalición estatal Unidos Podemos arrastrados por el pacto con IU –siete–. El resultado es una amalgama de partidos con una raíz ideológica netamente de izquierdas, pero con sensibilidades de lo más variopintas, ya que entre ellas se engloban formaciones ecologistas –Equo–, nacionalistas –Compromís o Més– o con un carácter marcadamente radical, como lo tiene Izquierda Castellana.
Este frenesí de alianzas cambia por completo la estrategia que había aplicado Podemos para el 20-D. Entonces, sólo optó por cerrar acuerdos allí donde era más débil o donde existían organizaciones parecidas o con fuerte implantación territorial. Así, formó coaliciones en Cataluña –con Barcelona en Comú, ICV y EUiA, la federación de IU–, Comunidad Valenciana –junto a Compromís– y Galicia –con Anova, Mareas y EU, la marca de IU–. En cambio, despreció juntarse con la izquierda en otros territorios o de forma global, como ahora. Era cuando la tesis de la «transversalidad» se aplicaba de una manera firme y restrictiva, y cuando se proclamaba que un «frente de izquierdas» en las generales ni «puede cambiar políticamente el país» ni «funciona electoralmente», como subrayó Iglesias en julio de 2015, cuando sólo quería fichar a Alberto Garzón si éste se deshacía de la «mochila» de IU.
Apenas 10 meses después, y tras quedarse a 300.000 papeletas del PSOE, Podemos ha dado una vuelta a ese plan en busca de los votos que le faltaron. «Multiplicar apoyos» con el objetivo dar el sorpasso, dicen.
El pacto más importante es sin duda con IU, con quien ya concurría en Galicia y Cataluña y al que suma ya en Valencia. La gran diferencia es que ahora Iglesias y Garzón sí forman una gran coalición en el resto del país, que se llama Unidos Podemos y que integra a otras 10 fuerzas políticas diferentes, como Equo. De ellas, dos se habían presentado por separado en diciembre: Més –partido nacionalista de Baleares– y Por Un Mundo Más Justo. El primero, con 33.931 votos (7,02%), resulta decisivo para ser primera fuerza en Baleares, mientras que el segundo ya perdió muchos de sus apoyos con la irrupción de Podemos: logró 4.533 votos frente a los 27.210 de 2011.
Además, Podemos intentó atraer a los dos principales partidos de izquierdas que se han quedado descolgados: el Pacma y la Chunta. Las negociaciones con los animalistas –219.191 votos– y los aragoneses fracasaron. Los primeros pretendían que Podemos asumiera su agenda, que incluye prohibir los toros, mientras que los segundos no se sintieron cómodos con la oferta de ocupar el tercer puesto de la lista en Zaragoza.
El plante de la Chunta es el más relevante que han dado los socios de IU a Iglesias, ya que siete formaciones distintas arrastradas por el partido de Garzón secundaron la alianza, plasmando también su firma en el registro de la coalición Unidos Podemos ante la Junta Electoral Central. Son Unidad Popular En Común, Izquierda Castellana, Izquierda Asturiana, Batzarre-Asamblea de Izquierdas, Construyendo la Izquierda-Alternativa Socialista, Democracia Participativa –donde está entre otros el Partido Pirata– y Segoviemos.
Tras haber negado las «sopas de siglas» por ser una receta fracasada, Iglesias se arma ahora con 16 socios, en lo que Izquierda Castellana llama «un bla-bla car» de partidos: «Gentes diversas que quieren ir a un mismo sitio se ponen de acuerdo para ir en un coche y compartir gastos de viaje. Saben que comparten, por lo menos, un destino y que organizándose para ir juntos es mejor para tod@s».
EL MUNDO – 17/05/16