EL MUNDO – 09/10/16
· El Consejo Ciudadano Estatal de Podemos, el máximo órgano entre congresos, no resolvió ayer ninguno de los debates abiertos en el seno de la organización. Ahí siguen donde estaban. Vivos, con las posiciones marcadas y enfrentadas, y a la espera de que se tome una decisión concreta sobre la hoja de ruta estratégica a seguir.
· La «implosión del PSOE» una semana antes había aliviado cualquier necesidad o urgencia de decidir ahora. Por ello, lejos de llegar a conclusiones, Pablo Iglesias aprovechó la cita para consagrar ante los miembros de la dirección estatal su determinación de imprimir en Podemos un giro aún más hacia la izquierda.
El secretario general expuso las líneas maestras de un nuevo rumbo que reformula el discurso, las formas y los objetivos a la hora ejercer la política y de actuar –en sus palabras– como el «líder de la oposición» al Gobierno del PP. Pero también respecto al PSOE. Porque, hoy por hoy, Iglesias también insiste en convertirse en antagonista de un «desnortado» y «en descomposición» Partido Socialista, sobre el que sigue haciendo sangre, y cada día con más dureza.
Esa nueva manera de comportarse, en la que Iglesias sitúa en el epicentro la preferencia por la calle y los conflictos sociales en detrimento del papel en las instituciones, es ahora mismo uno de los principales focos de debate interno, porque en función de cómo actúe Podemos interpelará «a los que faltan» de una manera distinta. Y ahí está el quid de toda la discusión entre pablistas y errejonistas: en qué hay que hacer ahora para que crezca su electorado. Por eso, la mirada que ha puesto Iglesias en la conflictividad social, probada receta de la izquierda tradicional, genera posiciones enfrentadas en el partido. Por el temor a escorarse y perder la transversalidad de su discurso. «A ver si la nueva situación del PSOE relaja eso un poco», reconocía un asistente al Consejo.
Sin embargo, la crisis socialista no ha hecho aflojar a Iglesias en su llamamiento a «cavar trincheras en la sociedad». Todo lo contrario. En los últimos días, ha subrayado la necesidad de que Podemos se involucre de una manera más decisiva en los conflictos sociales, el sindicalismo, las protestas y en la «politización del dolor». «Eso implica que vayamos a los lugares del sufrimiento social», reclamó ayer, pidiendo prácticamente una vuelta al activismo. «Es importante el trabajo en las comisiones [del Congreso y el Senado] pero sabemos lo limitado que eso. Ahora faltan cargos públicos en los conflictos sociales». «El mayor honor» para un diputado de Podemos –remarcó– tiene que ser «estar en un desahucio».
Ese carácter se refuerza en el mensaje. Iglesias quiere un discurso más transgresor, que «pierda el miedo a decir la verdad» aunque suene contundente y duro. «No podemos volver a pensar que el tono o que determinadas piruetas nos van a dar credibilidad. Eso nos lo da no disfrazarnos», subrayó. Toda una impugnación a la contención de los últimos tiempos y a la tesis de Errejón de buscar un Podemos más «amable», que no dé «miedo».
El giro de Iglesias tiene otro punto clave que todavía está por concretar. Su apuesta pasa por convertir las «alianzas electorales» en «alianzas políticas», es decir, en crear un nuevo «espacio político» con IU. Todavía está por ver con qué implicaciones, pero la premisa es que quiere encabezar y acumular «una suma de militancias de proyectos y de esfuerzos».
Todo, para fortalecerse en un escenario que, según Iglesias, implica reivindicarse desde este momento como el principal partido de la oposición al PP y, por ende, negárselo al PSOE, al que considera invalidado para fiscalizar a Rajoy.
No obstante, Íñigo Errejón advirtió ayer que «ese título no es automático ni caerá del cielo por los errores de otros», sino que se lo tendrá que ganar Podemos a base de su trabajo constante y aplicado en las instituciones. «Depende de nuestra virtud por representar los dolores pero también las esperanzas existentes», reflexionó. Para no ser sólo una «fuerza de resistencia», sino que también «de futuro».
A diferencia de Iglesias, Errejón considera que serán alternativa al PP en la medida en que sean capaces de generar «confianza» en las instituciones, con una agenda de transformación y de políticas que dé respuestas a «los sectores que hoy necesitan más certezas y más seguridades». Entonces lo serán.
En esa misma línea, hubo «muchas» otras voces que defendieron dentro del Consejo que «no hay trasvase automático» entre los votantes del PSOE y Podemos por la crisis socialista, sino que hay «una oportunidad» que aprovechar.
Respecto al PSOE, Iglesias volvió a mostrar su cara más hostil, aprovechando la crisis y golpeando duro. Sin embargo, en las filas errejonistas desaprueban esa actitud subrayando que «lo que más ha tensado las costuras del PSOE no era darles mucho, sino haberles ofrecido un acuerdo de gobierno». «La cal viva les reagrupa», dice un dirigente, mientras que ser «receptivos y constructivos» les sentaba «mal». Por eso hay quien subraya que hay que dejar de definirse mirando al PSOE.
EL MUNDO – 09/10/16