ABC 20/09/16
· Echenique rectifica a su portavoz en el Senado, y afea al PSOE que no haya llamado
El líder del PSOE lo ha conseguido. Tan solo hay una cosa en la que a día de hoy parecen coincidir Podemos y Ciudadanos: la decepción con Pedro Sánchez. Por causas distintas, tanto los de Albert Rivera como los de Pablo Iglesias dejaron ayer muy claro que la vía de Gobierno que persigue Sánchez no puede ni siquiera considerarse como una opción viable.
Pablo Echenique, número tres de Podemos, mostró ayer su malestar con los socialistas y aseguró estar «cada vez más sorprendido por la discrepancia que hay entre lo que dice Pedro Sánchez en los mítines y lo que luego hace». Se quejó de no haber sido todavía contactados para «negociar los detalles programáticos o las claves de ese posible gobierno». Algo que atribuyó a la división dentro del PSOE entre quienes prefieren abstenerse ante el PP y quienes quieren buscar una alternativa de izquierdas. «Seguimos esperando la llamada de Sánchez», aseguró Echenique, que negó que se hayan producido contactos oficiales entre ambos partidos. Rectificaba así a su portavoz en el Senado, Ramón Espinar, que por la mañana había asegurado en una entrevista en la Cadena Cope que sí existían contactos. «No ha habido contactos entre las Ejecutivas, más allá de los rutinarios», aseguró el responsable de Organización, que explicó que el único contacto es el que se produce cuando preguntan al PSOE sí van a plantearles una reunión: «La verdad es que no nos dan ninguna excusa. No plantean un motivo concreto, aunque nosotros entendemos que seguramente los hay».
El veto cruzado
Este fin de semana, el secretario general de los socialistas pidió «el fin de los vetos cruzados» entre Ciudadanos y Podemos. El secretario de Organización de la formación morada, Pablo Echenique, aseguró ayer que el único veto que existe es por parte de los de Albert Rivera, pero a la vez reconoció que su formación solo votará a favor de la investidura de Sánchez si es con un acuerdo de Gobierno con Unidos Podemos, excluyendo, como hicieron hace meses, apoyar un acuerdo PSOE-Ciudadanos. Es decir, Rivera e Iglesias apoyarían a Sánchez pero solo aceptarían la participación externa del otro. A lo que ninguno está dispuesto. Y aunque Echenique intentó defender que no existen vetos por su parte, no dudó en definir como «trío imposible» la suma aritmética que Sánchez lleva meses defendiendo. Aunque a la vez reconoció que las diferencias entre los dos partidos emergentes son «evidentes».
Desde Ciudadanos, Albert Rivera volvió a insistir ayer en que la única opción que ve viable es el Gobierno del PP con la abstención del PSOE, y cargó en Sánchez toda la responsabilidad: «Los 85 escaños son decisivos para ir a nuevas elecciones o para evitarlas». Rivera animó a Sánchez a que descarte liderar cualquier alternativa, y lo hizo aludiendo a la división en su partido: «La primera ronda de contactos que tiene que hacer Sánchez es con sus barones territoriales, no sé si sacará mayoría o no», ironizó.
Rivera criticó a Sánchez porque a su juicio no defiende un proyecto claro para el país y que «el único rumbo del PSOE es que no gobierne el PP». Ciudadanos volvió a plantear una mesa de negociación entre los tres partidos constitucionalistas como «la más razonable de las salidas».