Unidos Podemos contribuyó ayer, junto a los partidos nacionalistas e independentistas, a cuestionar abiertamente la legitimidad del Rey y del papel que le otorga la Constitución como jefe del Estado. Aprovechando la apertura solemne de las Cortes, que es una de las fechas más señaladas en las atribuciones que Felipe VI tiene dentro de la monarquía parlamentaria, alrededor de un centenar de diputados evidenció públicamente su disconformidad y su falta de identificación con lo que representa la Corona.
Cada partido mostró esa fractura en diferentes escalas. ERC y Bildu despreciaron directamente el acto institucional y se ausentaron de él. Unidos Podemos hizo un desplante al no aplaudir y quedarse sus diputados sentados al acabar el discurso, al exhibir simbología republicana y al no participar en los actos protocolarios. El PNV y PDC –la antigua Convergència– mostraron por su parte su rechazo a la Corona negándose a secundar las diferentes ovaciones que recibió el Rey Felipe VI.
Todo este cóctel de gestos políticos señala el número creciente de parlamentarios que se desmarca de lo que representa la institución, capitaneados en este caso por la tercera fuerza de las Cortes. Un Unidos Podemos que, aunque tiene alma evidentemente republicana, había evitado hasta ahora convertir la Corona en objetivo de sus muchas impugnaciones al sistema. Pablo Iglesias siempre había pasado de puntillas y había rechazado reivindicar a las claras –como sí hace IU– una república como forma de Estado. Ni en sus programas electorales ni en sus resoluciones ni en sus declaraciones públicas. De ahí que en la campaña de las elecciones del 26 de junio tuviera morbo que Alberto Garzón cerrara sus actos con Podemos con su recurrente frase: «Salud y república».
Por todo ello, las palabras de Iglesias ayer antes del acto institucional en el Congreso con el Rey tienen una gran carga política. «Algunos son jefes de Estado porque son hijos, nietos y bisnietos de una dinastía. Con todo el respeto, nosotros tenemos mucha más legitimidad porque a nosotros nos vota la gente», proclamó.
El líder de Podemos rechazó que Felipe VI pudiera sentirse «ofendido» por la actitud de Podemos en actos institucionales como el de ayer o en los que conmemoran la festividad del 12 de Octubre. Pero si así lo fuera, Iglesias le recordó que si están en las Cortes no es «por ser hijos de nadie y tener sangre azul», sino por los «votos» de los ciudadanos españoles.
Esta ola de cuestionamiento de Unidos Podemos a la Corona tuvo su puesta en escena después dentro del Hemiciclo, donde se dieron algunas provocaciones manifiestas. Por ejemplo, el senador navarro Iñaki Bernal –de Izquierda Unida– exhibió en pie durante la casi media hora que duró el discurso del Rey una bandera republicana donde se podía leer la reivindicación «III República». Bernal estaba situado prácticamente enfrente del Rey, en las filas del gallinero, y era bien visible desde toda la Cámara. Todos sus compañeros de IU lucieron además una broche con la bandera tricolor en la solapa.
También fue muy significativo que Unidos Podemos decidiera colocar estratégicamente a Diego Cañamero en el asiento de detrás de Iglesias, donde suele situarse Garzón, para que saliera en el tiro de cámara y en el cuadre de las fotos con una sudadera negra con el mensaje: «Yo no voté a ningún Rey».
A estos episodios frentistas con Felipe VI se sumó la actitud mostrada por los parlamentarios de Unidos Podemos tanto a la entrada del Rey como después de que éste acabara su discurso ante la Cámara.
Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y la mayoría de los parlamentarios recibieron al Monarca en pie, pero sin aplaudir, mientras que los miembros de IU y de las confluencias catalana y gallega, así como otros diputados de Podemos, permanecieron sentados. Incluso durante la interpretación del himno de España, que los representantes del PNV y PDC sí escucharon en pie.
Al acabar, el desplante al Rey fue más notorio y coordinado. Todos los miembros de Unidos Podemos y Compromís se quedaron impertérritos en sus sillas, sentados, mientras el resto de los presentes se puso en pie para aplaudir. La mayoría formada por PP, PSOE y Ciudadanos ovacionó la intervención del Rey, mientras que el PNV y PDC no participaron de ella. Pero el mayor contraste con Iglesias no estaba en las bancadas de alrededor, sino unos metros más arriba, en la tribuna de invitados. La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, vinculada al partido morado, secundó como la que más los aplausos del resto de los parlamentarios a las palabras del Rey.
Tras el discurso, la gran mayoría de los parlamentarios fue al pasamanos para saludar a los Reyes, salvo los de Unidos Podemos, que se marcharon por otro camino. En cambio, sí tuvieron un gesto con Don Felipe los portavoces del PNV, Aitor Esteban, y PDC, Francesc Homs, pese a sus distancias políticas con la Corona.
De entre todos los gestos del día, llamó poderosamente la atención la rectificación que hizo Unidos Podemos sobre la presencia de sus dos representantes en la Mesa del Congreso en el saludo protocolario con el que son recibidos los Reyes a su llegada. El martes se anunció su ausencia en ese momento, pero finalmente la vicepresidenta cuarta, Gloria Elizo, y el secretario tercero, Marcelo Expósito, ejercieron su papel institucional con normalidad.
Además de todo lo sucedido, hubo tiempo para otra polémica a raíz de un tuit de Carolina Bescansa en las redes sociales. «Letizia, si vas a llevar a tus hijas al Hemiciclo, prepárate para una campaña de insultos y descalificaciones sin límite», dijo comparando la presencia de la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía en el acto con la de su bebé en el escaño en la sesión constitutiva del Congreso.