FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO 04/02/14
· El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en su discurso de clausura de la convención celebrada por el PP este fin de semana en Valladolid, incluyó un reproche directo y personalizado al secretario general del PSOE. A pesar de las críticas que se intercambian en público, los dos líderes políticos, el jefe del Ejecutivo y el de la oposición, hablan en privado más de lo que se reconoce y es bueno que así sea.
El ataque de Rajoy a Rubalcaba en un acto que suponía el inicio de la precampaña al Parlamento europeo encierra una estrategia de búsqueda de la polarización entre los dos grandes partidos que conviene tanto al PP como al PSOE. A los dos partidos les interesa que el foco de atención del público se centre en la pugna entre socialistas y populares y la campaña electoral se convierta en un mano a mano PP-PSOE o Rajoy-Rubalcaba.
La militancia de los dos grandes partidos se ve estimulada en ese enfrentamiento directo con la formación rival. No hay más que ver cómo fueron acogidas las críticas de Rajoy al líder socialista y pensar en cómo serían acogidas en una convención del PSOE unas palabras similares de Rubalcaba contra el presidente. La polarización, por tanto, resulta útil para los dos grandes partidos de puertas adentro porque moviliza a los afiliados. Pero ese fenómeno tiene también importantes efectos de puertas afuera, pensando en los votantes sin carné, que son la mayoría.
Desde hace tiempo, las encuestas vienen reflejando un acusado desgaste de socialistas y populares hasta el punto de que empieza a hablarse del final del bipartidismo y de la llegada de una etapa que va a obligar a pactos más complejos para alcanzar mayorías de gobierno. Grupos como IU y UPyD aparecen como beneficiados de la crisis de los dos grandes. La vuelta a la polarización puede contribuir a dejar fuera de foco a esas minorías ascendentes y a plantear al electorado una elección binaria entre los dos grandes en la que todo lo que no sea apoyar a uno de ellos significa en la práctica respaldar al otro. Esa estrategia encierra una búsqueda del voto útil para frenar al contrario: a los populares para impedir la vuelta del PSOE y a los socialistas para evitar la continuidad del PP.
La estrategia acertada del PP no es plantear una alternativa entre ellos o la nada, como apuntó la secretaria general del partido al inicio de la convención para restar importancia a la escisión de Vox, sino forzar la polarización planteada el domingo por Mariano Rajoy.
FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO 04/02/14