La desaparición de ETA ya tendría fecha, y sería inminente. Al menos esto es lo que hizo saber el presidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren… El ex jefe de gobierno Felipe González provocó toda clase de comentarios en el arco político español tras reconocer que, cuando estaba en el poder, tuvo la oportunidad de acabar con la cúpula de ETA.
Para el presidente de los socialistas vascos, el grupo armado dejaría las armas en Navidad.
La desaparición de ETA, uno de los grandes objetivos que persigue el gobierno español, ya tendría fecha, y sería inminente. Al menos esto es lo que hizo saber el presidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren, en una entrevista televisiva.
«Creo saber que cerca de la Navidad hablaremos y habrá una declaración definitiva y verificable [del abandono de las armas por parte de ETA]», afirmó el líder del Partido Socialista de Euskadi (PSE), que gobierna en el País Vasco. Su anuncio provocó una ola de desmentidas y reacciones adversas, no sólo de la oposición, que consideró «imprudente» la afirmación, sino también del propio oficialismo.
Eguiguren, una figura con gran proyección política dentro del socialismo vasco, ratificó varias veces en la entrevista la idea de un rápido final para la agrupación terrorista que mató a 839 personas en los últimos 50 años. «Hay luz, y todo va mucho más rápido de lo que se piensa. Está habiendo movimiento en todas partes; hay un auténtico terremoto, que a mí me gusta llamar «catarsis». ETA está cambiando y está decidiendo cómo despedirse del conflicto», declaró.
Sin embargo, en otro pasaje de la entrevista, el dirigente socialista se mostró más cauto sobre la extinción definitiva de ETA. «Las organizaciones terroristas casi nunca se disuelven: se mantienen clandestinas», dijo, aunque luego recordó que, de hecho, el «final del terrorismo armado» sí estaba cerca. «Es, prácticamente, el fin del terrorismo entendido como el terrorismo que mata», señaló.
Poco después de la difusión de sus declaraciones, el vicepresidente primero y nuevo «hombre fuerte» del gobierno español, Alfredo Pérez Rubalcaba, tomó distancia de Eguiguren. Rubalcaba confirmó que el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero continuará en su lucha sin cuartel contra la organización terrorista y desestimó cualquier tipo de plazos y de intentos de negociación.
Por otra parte, Eguiguren fue criticado por la dirigencia de su propio partido a nivel nacional. Marcelino Iglesias, secretario de Organización del gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE), dijo que su formación política «no comparte la visión más optimista» de Eguiguren.
En tanto, la dirigente del opositor Partido Popular (PP), María Dolores de Cospedal, acusó al gobierno español de incurrir en una «ceremonia de confusión» a través de declaraciones «interesadas», como consideró a las de Eguiguren y a las formuladas con frecuencia por Zapatero sobre el posible cese de operaciones del terrorismo vasco.
Pero la controversia por el anuncio no fue ayer el único motivo de polémica en torno a ETA. El ex jefe de gobierno Felipe González provocó toda clase de comentarios en el arco político español tras reconocer, en una entrevista con El País , que en 1989, cuando estaba en el poder, tuvo la oportunidad de acabar con la cúpula de ETA gracias a información clasificada que recibió con datos precisos sobre la ubicación de los líderes terroristas. Pero luego desestimó el operativo para «volarlos y descabezarlos a todos», por resultar «muy compleja», dado que los etarras se encontraban en Francia. «Dije no. Y añado a esto: todavía no sé si hice lo correcto. Una de las cosas que me torturaron fue cuántos asesinatos de inocentes podría haber ahorrado», reconoció González.
La Nación (Argentina), 9/11/2010