Es difícil que algo sea realmente original y único. Los mismo ocurre con las políticas antiterroristas que, una y otra vez, eliminan a sus máximos dirigentes y pero sus segundos permanecen intactos. Según el editor jefe de la revista de política internacional World Politics Review, Judah Grunstein, eso ocurre tanto en la lucha contra ETA como contra Al Quaeda en su blog.
Mehsud, o los Peligros del nº 2
Esté o no esté efectivamente muerto, Hakimullah Mehsud ilustra uno de los peligros de la estrategia CT* basada en la decapitación de la organización, a saber, que el No. 2 que permanece entre bastidores trata efectivamente de ser más peligroso que el tipo que llevó todo el peso. Un fenómeno similar ha sido noticia en el grupo terrorista vasco ETA, que ha repuesto sus filas con los que parece ser unos militantes de una generación mucho más joven. (Por supuesto, otra útil ilustración son los americanos que sólo necesitan mirarse en su más reciente pasado).
Hay que reconocer que he estado entre aquellos que han imaginado historias interminables que se han visto a lo largo de los últimos años recurriendo a la “muerte del nº 2 de AQI’s”**. Pero efectivamente puede tener más sentido ir continuamente después del nº 2, mientras el que manda se queda solo. Es evidente que tiene más ventajas para desestabilizar y degradar al líder del enemigo, especialmente si conduce a luchas de poder y debilita la cohesión de la organización. Pero tiene riesgos. Y también tiene ventajas que se mantenga el liderazgo del enemigo, porque nos permite una continuidad de nuestra propia capacidad para predecir sus operaciones.
* CT strategy en el original: estrategia antiterrorista.
** ”Muerte al nº 2 de Al Quaeda.
World Politics Review, 2/2/2010