IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

Por fin una buena noticia. Bueno, antes de que saque el champagne de la nevera y lo descorche, le quiero matizar que la buena noticia consiste en que la mala anterior no va a resultar tan mala como pensábamos. Ya sabe que las restricciones a la movilidad inciden en la demanda de muchísimos sectores, lo que lastra la actividad de manera severa. Eso impacta en los ingresos públicos y los reduce en la misma medida en que la pérdida de la actividad reduce las bases imponibles. Por el otro lado, el de los gastos, la pandemia ha disparado las necesidades públicas, en especial las sociales y las dirigidas a sostener en pie a una interminable lista de empresas que han visto mermar sus pedidos.

Las haciendas forales habían hecho unas previsiones muy malas, en lo que concierne a la recaudación esperada, que se han visto mejoradas en la última revisión presentada ayer. Estamos todos tan deprimidos y tan bombardeados de malas noticias que nos conformamos ya con la buena evolución parcial de una mala situación general.

Luego viene el asunto relevante de la solución al roto que se va a producir en los presupuestos de las distintas administraciones vascas. En teoría caben dos vías. Una es la que haría usted con su economía particular si estuviera en la misma situación, que consiste en reducir los gastos. Ni lo sueñe, tal cosa no sucederá. En primer lugar porque una gran parte de los presupuestos están ‘cementados’ y no se puede reducir. Piense en la educación o en la sanidad. En segundo, porque existen los gastos superfluos y las duplicidades -que son bastante mayores que el chocolate que consume el loro, que es la excusa que se suele utilizar para mantenerlos años tras año-; pero aquí lo que no existe es la voluntad de acometerlos. ¿Han trabajado durante la pandemia todos los políticos, los parlamentarios y funcionarios que han cobrado puntualmente sus sueldos e incluso sus dietas por traslados no realizados? ¿Cómo es posible que haya habido millones de personas del sector privado acogidas a los ERTE, la mayoría de ellas con sus sueldos reducidos, y ni una sola en el sector público?

La otra vía va a tener mucho más éxito. Consiste en endeudarse todo lo que sea necesario. Las administraciones vascas acudirán al mercado a pedirle el dinero que necesitan para cuadrar la diferencia. Lo podrán hacer a un coste minúsculo debido a la absurda situación de los tipos de interés auspiciada por el apoyo del BCE. ¿Va durar o hay que preocuparse? Usted no sé, depende de su edad, pero los dirigentes pueden dormir tranquilos. Durará más que la presente legislatura que, suele ser, es el horizonte más utilizado.