Por fin el PNV dice una verdad como un templo

LA TRIBUNA DEL PAÍS VASCO 20/06/17
ERNESTO LADRÓN DE GUEVARA

Esta semana pasada se produjo un rifirrafe algo más que dialéctico entre un parlamentario de Bildu y la Consejera de Interior del Gobierno Vasco.

El motivo fue una interpelación del grupo liderado por Otegui debido a que en una visita de un instituto de Secundaria de Lekeitio al Parlamento Vasco, los ertzainas que protegen la Institución pidieron que se dirigieran a ellos en castellano por desconocer el euskera. La consejera argumentó al interpelante que la plantilla de la Ertzaintza tuvo importantes dificultades para acudir a los euskalteguis en la época en la que ETA actuaba persiguiendo a todo tipo de colectivos, entre otros los agentes de la policía vasca a los que se les llamaba “cipayos” y se coartaba gravemente su libertad individual. Lo dicho por la consejera es una verdad de Perogrullo que no ofrece discusión porque es una evidencia incontestable, salvo para quienes comparten aquellas coacciones, como el parlamentario referido al que la presidenta del Parlamento Vasco tuvo que expulsar por su actitud chulesca e irrespetuosa con la consejera, en actitud desafiante.

Todos los que hemos vivido en primera línea aquellos tiempos en los que ETA acosaba, amenazaba, perseguía y eliminaba de forma ejemplarizante a los díscolos de su política totalitaria, sabemos que es verdad que los miembros de la policía vasca estaban perseguidos, señalados como objetivos y acosados, y que no disponían de libertad para poder ir a euskaldunizarse, entre otras cosas por los especímenes que pululaban por los centros de euskaldunización, que actuaban de comisariado político al servicio de la causa independentista, y podían informar a los ejecutores de los planes de ETA de los hábitos y rutinas de quienes podían ser potenciales víctimas.   Eso lo sabe todo aquel que no haya estado fuera de la realidad de la calle en el País Vasco. Por eso tiene razón la consejera al decir que hay agentes que no tuvieron la oportunidad de euskaldunizarse, salvo que dejaran al descubierto  sus hábitos diarios y se pusieran en riesgo. Lo entendemos todos, menos, al parecer, los de Bildu. ¿Por qué será?

No es la primera vez que he contado mi experiencia. En el curso 1999-2000 yo estaba liberado como docente para euskaldunizarme de forma intensiva. En enero del inicio de este siglo acudí junto a otros nueve representantes del Foro Ermua a Estrasburgo para denunciar la situación de acoso y de terrorismo que sufríamos los disidentes con el separatismo, así como las concomitancias del nacionalismo en general con el terrorismo de ETA, manifestadas principalmente por los acuerdos de Lizarra del frente soberanista, cuyo objetivo –no lo olvidemos- fue la exclusión política y social, y el ostracismo, del universo no nacionalista.

Al volver de esa embajada, debido al clima de persecución y acoso que se desencadenó, y a los asesinatos de Buesa y López de Lacalle –compañero nuestro del Foro- pedí protección. Desde ese momento acudía diariamente a IRALE (centro de euskaldunización) acompañado de dos agentes de policía que supervisaban mis movimientos y trataban de que fueran seguros, cosa casi imposible debido a las rutinas a las que yo estaba obligado. 

En cierta ocasión uno de los agentes que me acompañaban me reveló, más bien para prevenirme, que alguno de los irakasles (profesores) estaba próximo a los entornos sociales y culturales de ETA.

Al finalizar el curso, la directora de IRALE me comunicó oralmente la imposibilidad de que yo prosiguiera el proceso de euskaldunización, sin darme cuenta de las razones que lo impedían, a lo que añadió la pregunta de si yo iba a reclamar contra esa decisión. Recuerdo que le contesté que ni iba a reclamar ni a oponerme a ello pues más bien para mí era una liberación. Pero doy constancia de este hecho para ilustrar el clima que se respiraba en aquellos momentos y la dificultad para aquellos que no estábamos en la órbita abertzale o no éramos personas sumisas a los acontecimientos que sucedieron tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco. No podíamos hacer vida normal, entre otras cuestiones, por ejemplo:  poder lograr nuestra capacitación lingüística en vascuence.

En consecuencia, certifico y doy fe de que las palabras de la consejera son ciertas, y que los representantes del Bildu reflejan un cinismo simplemente indignante.

Si alguien ha causado daños irreparables al euskera es el mundo proetarra y sus herederos. De eso no me cabe ninguna duda.