- Seguramente la explicación más fácil a su gusto por la planificación está en el analfabetismo funcional que asuela las cuatro pes: prensa, profes, políticos y plataformas. Nuestras élites no conocen el abecé, solo leen autoayuda
Salió elegida la manzana con gusano que Úrsula deseaba. Así lo han decidido los grupos que apuntalan el régimen autoritario de Bruselas: populares, socialistas, pseudoliberales y verderones. Pero la casta deberá acusar recibo de un mensaje: su proyecto orwelliano se ha descubierto. De ahí su magra mayoría. No acaban de darse cuenta, mira si son lentos, de que la vida insípida e hiperregulada que nos deparan solo puede imponerse. La aceptarán de buen grado los que viven del régimen europeo y sus extensiones nacionales, las cuatro pes: prensa, profes, políticos y plataformas. En su mayoría. La sociedad es mucho más que esa burbuja constructora del imaginario. Además, de la mano del visionario Musk, las redes se han puesto a fabricar imaginarios alternativos con más verdad que el oficial. Y ahí las cuatro pes no controlan nada. Luego, el giro trumpiano será universal. De tal modo que a la mayoría justita con la que se ha aprobado la manzana con gusano le queda una legislatura. Complicada. Y ya.
Destrozaron el sector primario haciendo la vida imposible a agricultores y ganaderos con exigencias laberínticas de las que se olvidan cuando los productos llegan del Magreb. Dieron la vara con la Agenda 2030 y promovieron la fe del milenarismo climático (¡arrepentíos!). Han engañado a la industria del automóvil, que ya se tambalea. La segunda legislatura ursulina es la del destrozo del sector secundario. Cuando le pusieron fecha de caducidad a los motores de combustión, condenaron a la locomotora industrial que más vagones arrastra. Los obreros especializados con los que van a acabar desmentían la precariedad del trabajador de fábrica, sobre la que se levantaron la leyenda marxista y los sindicatos de clase, tan del gusto del PP feijoado (pronúnciese la jota como un brasileño).
Seguramente la explicación más fácil a su gusto por la planificación está en el analfabetismo funcional que asuela las cuatro pes: prensa, profes, políticos y plataformas. Nuestras élites no conocen el abecé, solo leen autoayuda. La consecuencia es el regreso de lo que se sabía impracticable o fatal desde Menger, y ya no te digo desde Hayek, desde Friedman. No basta una orden de la dictadorzuela Úrsula (fusta sí), no basta una fecha límite, no basta la normalización de la histeria climática para que el mercado haga lo que deseas. El que no quiere comprarse un coche eléctrico no se lo compra. Hay un puñado de premios Nobel que se han pasado la vida estudiando el modo en que se toman las decisiones de compra, y esta pájara arrogante quiere llegar y ¡zas! Decidir por fuerza y por todos. Les queda poco, por mucho que celebren. Por cierto, Ribera ha sido la primera a la que ha ido a buscar el ama severa. Para besarla. Ha sucedido cuando por fin se ha movido, después de varias horas. Hasta entonces parecía una estantigua sin respiración, recta, congelada, hierático el perfil, seca como figura de cera. He estado a punto de salir corriendo al verla ahí.