Por la puerta de atras

ALBERTO AYALA, EL CORREO 25/04/13

· Urkullu recurre a un atajo para evitar que el Parlamento tumbe sus cuentas. Mera sordina para lo que es un evidente fracaso político.

· El Ejecutivo jeltzale no termina de ofrecer un relato claro de lo que pretende hacer para sacarnos de la difícil situación que vivimos.

El lehendakari Iñigo Urkullu y su partido, el PNV, han perdido la primera gran batalla política de la legislatura. Como cualquier otro Ejecutivo en minoría en una democracia, el Gobierno monocolor jeltzale tenía el deber de procurarse aliados para poder sacar adelante su primer proyecto de Presupuestos. Pues bien, ayer se vio obligado a admitir su incapacidad para conseguirlo.

La noticia no puede decirse que haya pillado por sorpresa a casi nadie con un mínimo interés por los asuntos públicos. Aunque tanto desde Ajuria Enea como desde Sabin Etxea se ha mantenido hasta el último instante la consigna de que hasta el pleno parlamentario de mañana, día 26 –que se desconvocará–, no había que dar nada por perdido, lo cierto es que desde hace algo más de un mes casi todos los indicios apuntaban que las cuentas del gabinete peneuvista no obtendrían el plácet de la Cámara de Vitoria. Y ahí están hemerotecas e Internet para corroborarlo.

La cascada de ofertas, contraofertas, reuniones y exigencias que se han sucedido en estas semanas han sido apenas fuego de artificio. Cohetería con la que cada partido ha tratado de salir lo mejor colocado posible de un fracaso colectivo, con distintos grados de responsabilidad, pero colectivo. No puede calificarse de otra forma que la política se haya mostrado incapaz de transaccionar y pactar ni en momentos tan delicados como el actual.

Urkullu tenía tres alternativas. Ir de frente, presentarse mañana en el Parlamento vasco y que el tablero de votaciones reflejase su derrota. Plegarse a las exigencias de la oposición y acceder a modificar sus números, lo que hubiera dejado igualmente clara la debilidad de su gabinete en minoría. O buscar un atajo, una puerta de atrás. Es la opción elegida al optar por la retirada del proyecto con el manido argumento de que, al suavizarse el límite de déficit, el Gobierno vasco podrá endeudarse un poco más para disponer de mayor capacidad de gasto.

Fracaso modelo C

En otras palabras, entre fracaso modelo A, fracaso modelo B y fracaso modelo C, el lehendakari ha elegido este último. Una especie de fracaso con sordina. Ya saben, ese mecanismo al que recurren los músicos para reducir o retocar el sonido que emite su instrumento.

Formalmente, el Consejo de Gobierno vasco acordará en su reunión extraordinaria de esta tarde retirar las cuentas del Parlamento para reelaborarlas y enviarlas de nuevo. Pero esa es solo la teoría. La coyuntura política y el calendario invitan a pensar que el gabinete de Urkullu seguirá como está, con las cuentas prorrogadas hasta final de año, y que se pondrá desde ya manos a la obra para intentar asegurarse aliados suficientes con los que sacar adelante el proyecto de Presupuestos Generales de Euskadi para 2014. Cualquier otra decisión sería, ciertamente, toda una sorpresa.

De esta forma se cierra el primer tramo de la legislatura. El nuevo Gobierno ha gastado ya una décima parte del cuatrienio. Y su bagaje no puede decirse que sea como para tirar cohetes: casi nada por aquí y poco, muy poco, por allá.

A estas alturas de la película la sociedad vasca no termina de tener un relato demasiado claro de lo que pretenden hacer Urkullu y su Gobierno para sacarnos de la actual situación económica. En algunos círculos de poder se empieza a cuestionar la solidez de, al menos, una parte del equipo de que se ha rodeado el lehendakari para llevar a buen término su mandato. Y la confianza en ese PNV como partido gestor que ha alimentado tradicionalmente sus expectativas electorales, singularmente en su feudo vizcaíno, empieza a erosionarse a golpe de buenas palabras, muestras de impotencia y apenas nada más.

Mientras, la gran pregunta sigue sobre la mesa. Descartadas de momento las ententes PNVEH Bildu y PNV-PP-UPyD por el evidente antagonismo entre los jeltzales, la izquierda abertzale y el partido de Rosa Díez, ¿será posible el entendimiento entre peneuvistas y socialistas? ¿Quién lo quiere y quién no? ¿Hasta qué punto? ¿Qué precio piensa exigir el partido de Patxi López? ¿Cuál está dispuesto a pagar el de Andoni Ortuzar?

El tiempo de los juegos de salón empieza a agotarse. Ha llegado la hora de que los partidos se retraten de verdad y despejen de una vez las interrogantes que se negaron a destapar en la campaña electoral por su exclusivo interés. Toca poner las cartas boca arriba. ¡Ya!

ALBERTO AYALA, EL CORREO 25/04/13