ARCADI ESPADA-El Mundo
Lo que a mí me interesa ahora es dirigirme, incluso un poco campanudamente, al flamante alcalde de Madrid. Ya estuve tentado de hacerlo cuando degradó la bandera de los españoles al nivel de la de los homosexualistas; y peor aún si quiso utilizarla a modo de condón, como si la condición de homosexual y español fuera incompatible: qué barbaridad y qué falta de mundología. Si lo hago ahora es para pedirle que en los próximos días detalle el dinero que el Ayuntamiento de Madrid invierte en el guateque gay. Y de qué le sirve ese dinero puestos a exigir obligaciones a los organizadores. Entre ellas, la de no extender vetos a personas u organizaciones en función de sus ideas. Le adelanto al flamante alcalde que seré por completo insensible al monto de retorno, al dinero que vaya a parar a los madrileños en razón del gasto que hagan en la ciudad los visitantes. No quiero saber nada de tangibles ni mucho menos de intangibles. No hay dinero que compre la libertad, ¿ok, alcalde? Si como sospecho, vista la página de patrocinadores y algunas informaciones periodísticas, el Ayuntamiento invierte cientos de miles de euros, la última pregunta al alcalde es qué día anunciará la retirada de todo patrocinio público a tan bella comunión de almas y cuerpos, mientras de ella no desaparezca cualquier rastro de discriminación homosexualista.
Le pido al alcalde saber, en fin, cuándo dará una muestra de orgullo democrático, sobre la base de que en las toneladas de basura que el guateque deja no se ha contabilizado hasta ahora la basura moral.