Juan Ramón Rallo-El Confidencial
- Misma oferta (o incluso algo más que antes de la guerra) y menor demanda se traducen en menores precios
El precio internacional del petróleo se halla en estos momentos más barato que antes de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. En apenas unos meses, todo el aumento de precios (en dólares) se ha esfumado. Pero ¿cómo es posible que, a pesar de la enorme disrupción de los mercados energéticos ocasionada por las sanciones contra Rusia, el petróleo cotice ahora mismo como a principios de febrero? Todo precio puede explicarse por factores de oferta y de demanda, y este no es una excepción: en particular, debemos mencionar tres factores de oferta y tras factores de demanda.
El primer factor de oferta es que, aun con las sanciones de EEUU y la UE contra Rusia de por medio, las exportaciones rusas de petróleo no se han resentido. Rusia exportaba a comienzos de año seis millones de barriles diarios de petróleo y en julio exportó seis millones de barriles diarios. Lo que ha cambiado, por tanto, no es la magnitud total del suministro que vuelca a la economía mundial, sino su distribución geográfica: las exportaciones a EEUU han cesado por entero y las exportaciones a Europa se han reducido casi en un tercio; en total, alrededor de un millón de barriles diario que están yendo a parar a China y a la India: países que han dejado de demandar tales cantidades a sus antiguos proveedores, los cuales se han convertido en nuevos proveedores de Occidente.
El segundo factor desde el lado de la oferta es la liberación de las reservas estratégicas por parte de EEUU: durante los últimos meses, la principal economía mundial está añadiendo un millón de barriles de petróleo diario, lo cual ha contribuido a moderar las presiones alcistas. Y el tercer factor de oferta, el cual se ha materializado durante los últimos días, es la normalización del suministro de petróleo desde Libia, un país agitado por revueltas y bloqueos, pero que ahora mismo está volviendo a suministrar cerca de 1,2 millones de barriles diarios. A la vista de las cifras anteriores, huelga decir que el reciente incremento consensuado por la OPEP de 100.000 barriles diarios de petróleo es esencialmente irrelevante.
Por el lado de la demanda, el primer factor a tener en cuenta es que las refinerías suelen hacer paradas por mantenimiento durante el verano, lo que, como resultado, modera las compras de crudo en los mercados. En segundo lugar, y de manera bastante más relevante, nos encontramos con China: una de las principales economías del planeta no está creciendo tanto como se esperaba que lo hiciera y, en consecuencia, su demanda de petróleo no está expandiéndose tanto como se esperaba que lo hiciera (de hecho, durante la primera mitad del año, y como consecuencia de los confinamientos derivados de la política de covid cero, China ha llegado a consumir hasta un millón de barriles de petróleo menos que a finales de 2021). Y en tercer lugar, y de manera más reciente, las cada vez más extendidas expectativas de recesión en Europa y EEUU (provocadas por el alza de tipos de los bancos centrales) están frenando la expectativa de necesidades de petróleo en el futuro y, por tanto, su demanda presente.
En conjunto, misma oferta (o incluso algo más que antes de la guerra) y menor demanda se traducen en menores precios. Sin embargo, todos los factores anteriores son enormemente frágiles y están sujetos a cambiar en el corto plazo. Primero, a finales de año entrará en vigor el embargo europeo al petróleo ruso; segundo, EEUU en principio dejará de liberar petróleo de su reserva estratégica en octubre; tercero, el suministro libio puede volver a interrumpirse en cualquier momento, dado que la situación política no está estabilizada; cuarto, a mediados de septiembre concluye el mantenimiento estacional de las refinerías, de modo que volverán a comprar crudo; quinto, la economía china ya ha superado (al menos de momento) las últimas restricciones de la pandemia y cabe esperar que incremente su demanda de petróleo (veremos en cuánto, eso sí), y sexto, la recesión en EEUU y la UE es una posibilidad, pero no una inexorabilidad (de hecho, los recientes datos de empleo en EEUU apuntan en una dirección opuesta), de modo que la demanda de petróleo en Occidente podría no caer tanto como ahora mismo se estima.
En suma, lo que reina en el mercado de petróleo es la incertidumbre sobre los determinantes de su oferta y de su demanda. Y cuando reina la incertidumbre, lo esperable es que nos encontremos con volatilidad: justamente la palabra que mejor describe la evolución de los precios del petróleo durante los últimos meses.