No ha sido todavía investido presidente (de hecho, ni siquiera ha ganado aún las elecciones), pero la mano sanadora de Alberto Núñez Feijóo ya ha empezado a notarse en el sector público. Porque ayer lunes, La 1 hizo «periodismo» por primera vez en cuatro años a tenor de la respuesta entusiasmada de muchos socialistas. «¡Esto es periodismo!» clamaba el PSOE al unísono en las redes sociales.
No decían eso mismo cuando el entrevistado en La 1 era Pedro Sánchez. ¡El periodismo ha vuelto a La 1 justo a tiempo para la última semana de campaña!
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La buena noticia es que si Feijóo ha conseguido que en La 1 se repregunte sobre un dato erróneo esgrimido por el entrevistado, que casualmente y por puro azar ha resultado ser el líder del PP, quizá todavía queda esperanza de que al presidente del Gobierno se le haga en el canal público una entrevista similar a la del líder del PP durante los días que restan de campaña.
Porque hasta el rabo, todo es campaña.
.@NunezFeijoo: «Nuestro partido nunca ha dejado de revalorizar las pensiones. El único que lo hizo fue el PSOE. Por cierto, Sánchez era diputado» @SIntxaurrondo: «No es correcto. No lo hicieron ni en 2012, ni en 2013 ni en 2016» https://t.co/W2XU5eYbgg#LHNúñezFeijóo pic.twitter.com/k6AXv1e5QV
— La Hora de La 1 (@LaHoraTVE) July 17, 2023
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En Radio Nacional, sin embargo, la entrevista al presidente de ayer lunes fue pequeña, peluda y suave, tan blanda por fuera que se diría toda de algodón, que no lleva huesos. Tan sin hueso, de hecho, como las que le han hecho al presidente en La 1 durante estos últimos cuatro años. Ya es mala suerte para Feijóo que el prúrito periodístico sólo surja cuando el entrevistado es del PP. Ahí no es que la entrevista lleve hueso: es que lleva todo el mausoleo del primer emperador Quin de la China del siglo III a.C.
Con la entrevista en RNE nadie dijo ayer «esto es periodismo». Sorpresa.
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Un periodista amigo llama a los medios de la órbita socialista «los de la sincronizada» en referencia a su capacidad para acompasar con precisión cuántica sus aspavientos de indignación cuando la Moncloa lanza una nueva campaña de propaganda.
Ayer hubo de nuevo ejercicio de natación sincronizada. «Esto es una periodista» decían muchos de los que han callado durante cuatro años. Se ve que el «periodismo» sólo se ejerce cuando se entrevista a Feijóo, Ayuso o Maroto.
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Cuando, cuatro años tarde, Sánchez se ha dejado entrevistar por medios no afines, lo que ha ocurrido es que los medios monclovitas han hecho editoriales señalando que Alsina, Ana Rosa o Pablo Motos no hacen «periodismo», sino política. Al final, es lo del chiste del sindicalista: «¡Está gobernando la izquierda y está todo fatal! ¡Cuando llegue la derecha al Gobierno se van a enterar de lo que vale un peine!».
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La «mentira» de Feijóo fue la de afirmar que el PP siempre ha revalorizado las pensiones de acuerdo al IPC. En realidad, es cierto que el PP siempre ha revalorizado las pensiones, pero no es cierto que lo haya hecho siempre al IPC. Durante los años posteriores a la crisis de 2008, el PP las revalorizó por debajo del IPC.
El atolladero tenía fácil salida («hemos revalorizado siempre las pensiones al IPC salvo los años posteriores a la crisis de 2008 por el lamentable estado de las cuentas públicas que dejó Zapatero«), pero bien está que Feijóo aprenda en primera persona que en España el tablero está inclinado y que seguirá inclinado hasta que alguien lo equilibre de nuevo. O lo hace él o no lo hará nadie.
Y la prueba es que la polémica de este lunes ha sido la de la no-revalorización de las pensiones al IPC por parte del PP cuando el que las congeló fue Zapatero, que anda hoy haciendo campaña por Sánchez. ¡Ojalá a alguien se le ocurriera preguntarle por la polémica del momento!
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«¡Mejor congelados por el PSOE que revalorizados por el PP!» es el nuevo «¡que se joda el capitán, hoy no como rancho!».
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Pedro Sánchez acusó ayer a la prensa «conservadora», que ya sabemos que supone el 90% del total, de lanzar sondeos «para desmovilizar el voto progresista».
«Yo ya llevo unas cuantas elecciones» dijo Sánchez. «Me presenté a la secretaría general del PSOE en 2014 y en 2015 se hablaba del sorpaso al PSOE por parte de Podemos y aquí estamos. En la moción de censura nadie daba un duro por el PSOE y aquí estamos. En 2019 nadie pensaba que el PSOE iba a gobernar y aquí estamos».
En realidad, todas esas frases son mentira.
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Sobre el sorpaso de Podemos al PSOE se especuló en algunos artículos de 2015 y 2016 como una hipótesis de futuro más, igual que se habla de tantas cosas que podrían pasar en circunstancias ideales y que no acaban pasando jamás. Pero ningún sondeo ni empresa de demoscopia apuntó de forma sostenida en el tiempo a un sorpaso de Podemos al PSOE. También se habló de un posible sorpaso de Ciudadanos al PP y ahí, en la cuneta, se quedaron tanto el PP de Casado como el Ciudadanos de Rivera. La prensa lanza hipótesis, señor presidente. No es nada personal.
En la moción de censura no había sondeos ni apuestas posibles. O el PNV daba sus votos o no los daba, y esa era toda la historia del asunto.
En 2019, todas las encuestas señalaban como ganador al PSOE y al PP muy por detrás de los socialistas, y eso fue lo que acabó pasando. De hecho, muchas de ellas le daban al PSOE de Sánchez un resultado mejor que el que acabó obteniendo.
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El PSOE sigue insistiendo con el narco Marcial Dorado. Es uno más de los muchos errores estratégicos que está cometiendo el equipo de Sánchez en esta campaña.
Y eso porque el foco de la campaña no está puesto en los errores de Feijóo, que es el candidato «nuevo», sino en los del presidente, que los españoles han catado en primera persona durante los últimos cuatro años. Los vínculos de Feijóo con el narcotráfico (puramente delirantes) serían, en el mejor de los casos, una aventurada hipótesis. La complicidad de Sánchez con los extremistas es, en cambio, una realidad.
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El segundo error del PSOE, y este es grave, es intentar ganar a posteriori el debate cara a cara de la semana pasada intentando demostrar que Feijóo «mintió» durante el mismo. Es un esfuerzo condenado a la melancolía, por supuesto, y que dice muy poco de la capacidad de sanación del ego del presidente.
Pero, sobre todo, demuestra la pobre impresión que tienen en la Moncloa de su propio presidente, a la vista de que intentan atribuirle al líder del PP las características que definen a Sánchez: cínico, descarado en la mentira y con una relación abierta con la realidad. Buena suerte en el intento, que recuerda a Cara a cara, esa película de John Woo en la que un policía (John Travolta) y un delincuente (Nicholas Cage) intercambian su cara.
Pero les hago spoiler: no va a colar entre los españoles. La personalidad de Sánchez (su «cara») es algo demasiado consolidado en la mente de muchos españoles como para intentar trasplantársela a Feijóo en los últimos cuatro días de campaña.
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Anteriores entregas de Maldades en campaña:
Día 1: Empieza fuerte la campaña: Yolanda propone amordazar a los medios
Día 2: El mejor escenario para Sánchez nos conduce a segundas elecciones
Día 3: Estas elecciones las va a ganar quien tenga más ganas de ganarlas
Día 4: El PP no se está enfrentando a sir Winston Churchill, sino a Sánchez
Día 5: Sánchez ha desaprovechado su última bala pegándose un tiro en el pie
Día 6: A los votantes de Vox les gusta más Feijóo que a los del PSOE Sánchez
Día 7: La campaña entra en su fase más cínica
Día 8: Con seis debates como el de ayer, toda España votaría en blanco
Día 9: Sánchez todavía tiene margen de mejora
Día 10: Vox necesita más a Feijóo de lo que Feijóo necesita a Vox
Dia 11: El destino de Sánchez está en manos de los carteros españoles