- Es la clave de lo padecido en Cataluña los últimos años
Cuando hace unos días Clara Ponsatí fue detenida al pisar suelo español para ser puesta en libertad de nuevo, en medio de una operación propagandística organizada por Junts de cara a magnificar el falso heroísmo de los suyos, mucha gente pensó en la número dos de Esquerra. Si Ponsatí había vuelto, sabedora de solo podía condenársela a inhabilitación, ¿qué le impedía a Marta Rovira hacer lo propio?
Ahora sabemos a través de un informe elaborado por la Guardia Civil que Rovira, junto a otros, presuntamente organizaron los disturbios del Tsunami Democrátic. Recuerden: ocupación de El Prat, bloqueo de la frontera de La Junquera, cortes en autovías, asalto a estaciones de tren, violencia en la plaza Urquinaona y disturbios que se produjeron en Barcelona pero también en el resto de Cataluña. Un plan perfectamente coordinado y ejecutado por políticos separatas.
Según las pesquisas efectuadas por la Benemérita fueron muchos quienes, presuntamente, participaron de aquella nueva intentona de golpe de estado. No sorprende encontrar en esa lista nombres como el empresario Oriol Soler, el ex consejero de ERC Xavier Vendrell que fue militante de la organización terrorista Terra Lliure entre 1989 y 1991, el mismísimo Puigdemont, el por entonces presidente Torra o la otra dirigente “exiliada” en Suiza, la cupaire Anna Gabriel. Según fuentes del Instituto Armado, se tomó la decisión de crear el Tsunami en una reunión celebrada en Ginebra a finales de agosto de 2019 empleando nombres en código y usando aplicaciones telefónicas. Añadamos que los nombres de Vendrell y Soler están relacionados con el denominado Operación Voloh, la trama rusa relacionada con el movimiento separatista.
- Rovira teme que las pesquisas descubran el pastel del Tsunami, esa organización del poble que se coordina a ella solita por ensalmo
Si todo esto se confirmase, sería lógico que la considerada líder del Tsunami, Marta Rovira, alias «Matagalls», no quiera volver. Otra razón no se comprendería, por más que insistan en la terrible justicia española y el clima represor de esta España que, miren por dónde, indulta a sus correligionarios, rebaja el delito de sedición para que no los afecte y se niega a proponer la ilegalización de partidos que conspiran contra el ordenamiento constitucional. Rovira teme que las pesquisas descubran el pastel del Tsunami, esa organización del poble que se coordina a ella solita por ensalmo. Como todo lo sucedido con el procés. ¿Por qué creen ustedes que ya no hay manifestaciones monstruo, vías catalanas y demás aglomeraciones? Pues porque los partidos responsables de organizarlas, que no la gente, han adoptado otra estrategia.
Nunca fue el pueblo quien salía espontáneamente a hacer no sé qué figura geométrica en las calles, nunca se pagó todo aquello con el dinero de los probos lazis, nunca se autoorganizó nada. Todo se ordenaba y venía de arriba, siempre urdido en las cúpulas que se parapetaban tras los despachos oficiales, los presupuestos públicos, las instituciones que debían ser de todos. Así es Cataluña, no se mueve una hoja sin que los de siempre lo autoricen, llámese independentismo, Estatut, Tsunami o la madre que nos parió a todos. A los militantes indepes se les ha dicho que ahora todos a casa y salvo un puñado de hiperventilados han acatado una vez más las órdenes. No dan para más. Puros lemmings. Peligrosos, sí, pero lemmings.
No se trata de que esta señora vuelva o no, se trata de que la mayoría de catalanes estamos presos en la celda que han diseñado para nosotros Rovira y los suyos
Por eso no quiere volver Rovira aunque, como todavía le quedan a Sánchez algunos meses, es posible que la acabemos viendo pasearse de nuevo por la calle limpia de polvo y paja. Ese es el problema. No se trata de que esta señora vuelva o no, se trata de que la mayoría de catalanes estamos presos en la celda que han diseñado para nosotros Rovira y los suyos. Y, por lo que parece, para los restos.