Ana Zarzalejos-El Español  
 

Pedro Sánchez sigue su marcha imparable por los platós como hasta hace poco lo hacia el grupo Wagner hacia Moscú. Su capital a conquistar es el corazón del votante español. Su Putin a derrocar es la burbuja antisanchista que se ha fraguado en los medios fascistas mientras él trabajaba por sacar España adelante.

Ha acertado Pablo Motos al no presentar al invitado como suele hacerlo, diciendo que ha venido a divertirse, porque nadie se ha divertido ahí. Y el que menos, Pablo Motos. Para ser un programa de entretenimiento, la entrevista al presidente del Gobierno ha sido un soberano peñazo. Pero, la realidad, es que Sánchez ha ganado el pulso que está manteniendo con las televisiones para colocar su mensaje.

Los treinta primeros segundos eran prometedores. El público le ha aplaudido y jaleado como si fuese Maluma. De color azul, porque para verano azul el suyo. Pulsera del orgullo. Sin reloj, para que destaque. Porque, ante todo, aliado.

Está más moreno que cuando adelantó las elecciones, pero se ha dejado las suficientes canas sin teñir para que creamos que el tiempo en el puesto le ha desgastado. Aunque, eso sí, la evolución de su piel es la envidia de toda España y eso no hay quien lo niegue.

Por si había alguien en el país que quedara sin saber que el PSOE se fundó en Casa Labra, Sánchez ha arrancado con el dato. Nada como un presidente que conoce la historia.

Y ya luego todo ha ido cuesta abajo. En cinco minutos han pasado del tuteo al usted, porque han intentado empezar como amigos, pero estaba claro que ahí no se iba a entender nadie.

¿Habla usted de mí o no habla de mí cuando critica a los medios?, quería saber Pablo Motos. Pero Sánchez, fiel a su estrategia hasta la fecha, se ha escaqueado de todas las preguntas comprometidas, ha aprovechado cada momento para hablar de su libro y hasta ha colocado un par de bromas.

La receta del tour mediático del presidente es la siguiente.

1) Guiño a Yolanda, que ha vertebrado a la izquierda de la izquierda.

2) Que le ha pillado la pandemia y la guerra.

3) Que uno de cada dos contratos es estable.

4) Que el 90% de los medios de comunicación en España son fachas.

5) Que han sacado adelante la reforma laboral.

6) Que el mundo le insulta injustamente.

7) Y que él nunca dijo que no quisiera pactar con Podemos.

Vamos, que todo ha sido un tremendo malentendido y que hablando se entiende la gente.

De vez en cuando, saca el académico de la RAE que lleva dentro y nos ilustra con una definición nueva de lo que es una mentira. ¿Qué es una mentira? ¿Y tú me lo preguntas? Mentira, eres tú. Donde tú ves mentiras, Sánchez ve rectificaciones, que son de sabio. Para el presidente, todo es cuestión de perspectiva.

Que Pedro Sánchez se esté repitiendo como un papagayo en todas las entrevistas es un triunfo de Pedro Sánchez. Mientras Feijóo pierde sangre con sus pactos con Vox, el público de El Hormiguero aplaude a Sánchez cuando hace un monólogo sobre la conquista de los derechos LGTB o explica lo que es el feminismo.

Lo hace de forma inquietante, como él habla, como si fuese una inteligencia artificial. Pero lo hace. Coloca sus mensajes, uno detrás de otro. Y cuando le sacan la ley del ‘sí es sí’ afirma directamente: «Cometimos un error. Asumo la responsabilidad».

«No hablemos los dos a la vez que es horroroso», decía ya a las 22.43 un desesperado Pablo Motos.

Horroroso ha sido. Porque Sánchez tiene la capacidad de ser creíble sin que nadie le crea. Interpreta perfectamente su papel de niño sorprendido. «¿Por qué se meten conmigo si yo soy buena gente?».

Que el presidente que más ha afeitado y peinado a ETA se haya llevado un aplauso al hablar con cara seria y gravedad en el tono de voz de la banda terrorista y el 11-M, dice mucho de lo mal que se les está dando a los entrevistadores el asunto.

Menos mal que el espectador es más listo de lo que políticos y periodistas piensan. Si no, hasta podría uno preocuparse de que acabaran realmente pensando lo que Sánchez quiere que piensen. Que es algo así como «pero ¿por qué odiamos tanto a este tío con lo majo que es?».