El Partido Popular celebra este fin de semana su 21º Congreso Nacional en Madrid, un evento que debe marcar un punto y aparte en la estrategia de la formación liderada por Alberto Núñez Feijóo.
El congreso popular llega en un contexto político convulso.
Con un PSOE en descomposición y rodeado de escándalos de corrupción, el PP debe aprovechar su cónclave para propulsar a Feijóo hacia la Moncloa de la mano de una alternativa sólida, transversal y capaz de gobernar en solitario, sin depender de los radicalismos de Vox.
El congreso, celebrado en Ifema bajo el lema Toma partido por España, será previsiblemente el más pacífico y cohesionado en las últimas tres décadas del partido.
El mérito de ello es de un Feijóo que ha sido caricaturizado por los sectores más radicales de la derecha española como más cercano a la izquierda que a la derecha.
Lejos de huir de esa caricatura, Feijóo debe incidir en el perfil mostrado durante su reciente entrevista en Espejo público, cuando afirmó defender «un proyecto que ya no distingue al de derechas ni de izquierdas».
Una característica, la de su centrismo, que debe servir de palanca para generar una dinámica contraria a la de esa polarización alentada por la coalición que gobierna hoy el país.
El PP debe ser un instrumento útil para el conjunto de la sociedad española, dado que es hoy el único partido que puede sacar a España de esta crisis sin que se produzca una convulsión social que acabe con el orden constitucional.
Nueva estructura interna
Este fin de semana, 3.200 compromisarios ratificarán a Feijóo como presidente y candidato a la presidencia del Gobierno, y aprobarán una renovación estratégica y orgánica que reforzará el núcleo del partido, con Miguel Tellado como nuevo secretario general.
Tellado, mano derecha de Feijóo desde hace más de una década, asumirá ahora competencias clave en organización, relaciones territoriales y planificación electoral, dejando su puesto como portavoz en el Congreso a Ester Muñoz, una joven diputada leonesa de verbo afilado y perfil combativo, alejada del estereotipo de “derecha cobarde” que Vox intenta atribuir al PP.
La salida de Cuca Gamarra de la secretaría general para asumir el área de Justicia, Interior y Defensa (un terreno fuertemente político que conoce bien y que hace prever responsabilidades de alto nivel en un hipotético futuro gobierno de Feijóo), es otro movimiento inteligente.
Este equipo será la cara más visible de un PP que debe configurarse como un partido de centro y centroderecha, transversal y plural que integre desde sensibilidades liberales hasta sectores más cercanos a la socialdemocracia o a la derecha clásica.
Una España funcional
El contexto político no puede ser más favorable para una apuesta con este perfil.
El PSOE atraviesa su peor momento desde 2023, con una caída electoral histórica, el debilitamiento de sus apoyos parlamentarios y una crisis interna que ha llevado a la encarcelación de Santos Cerdán, su secretario de Organización, y a una reestructuración meramente cosmética de su cúpula.
Frente a esta deriva, el PP debe erigirse como el garante de la Constitución, la legalidad y la estabilidad institucional.
Feijóo ha demostrado que es posible unir al PP, un partido que en los últimos años estuvo marcado por cainitas divisiones internas.
Feijóo ha logrado sintonizar las distintas sensibilidades, desde la liberal Isabel Díaz Ayuso y los sectores aznaristas, quizá más proclives a un perfil más centrado en los valores liberales del PP, hasta las corrientes más cercanas a la socialdemocracia.
El PP debe por tanto presentarse ante los españoles como un partido renovado, con un equipo directivo sólido, combativo y capaz de hacer frente a un PSOE en descomposición y a un Vox que, aunque presente, no debe en ningún caso condicionar la estrategia ni el discurso del principal partido de la oposición.
Rajoy y Aznar
Este viernes, en la primera de sus tres jornadas, el 21º Congreso del Partido Popular contó con las intervenciones de sus dos expresidentes, José María Aznar y Mariano Rajoy, que coincidieron en la necesidad de que el PP se reafirme como la única alternativa real frente a la crisis que atraviesa el PSOE y la fragmentación del panorama político nacional.
Aznar subrayó en un discurso muy duro con Pedro Sánchez la importancia de un partido fuerte y cohesionado, capaz de liderar una “regeneración democrática” sin caer en la tentación de los extremos, y respaldó el perfil de Feijóo como garante de la unidad y la legalidad constitucional.
“El cambio urgente de España es que los delincuentes dejen de estar en los despachos legislando y entren en la cárcel” dijo Aznar en una nada velada alusión al sanchismo y sus socios parlamentarios.
Rajoy defendió por su parte la utilidad del centrismo y la moderación, recordando que el PP sólo ha sido capaz de ganar y gobernar cuando ha sabido integrar distintas sensibilidades y ofrecer soluciones realistas a los problemas de los ciudadanos.
“Se han puesto a endurecer las leyes contra la independencia judicial”, dijo Rajoy en referencia al Gobierno. “Unos actuamos contra la corrupción, y otros contra los jueces, los fiscales y la Guardia Civil”.
Ambos exdirigentes pusieron también en valor la renovación estratégica y orgánica impulsada por Feijóo, destacando la necesidad de un equipo directivo sólido que combinara experiencia y juventud, como el que configurará en este congreso.
Regeneración democrática
Pero la renovación del PP no debe ser sólo orgánica, sino también ideológica. Y por eso la ponencia política aprobada en el congreso debe recoger un ideario centrado en la defensa de los servicios públicos, la economía social de mercado, la unidad nacional y la regeneración democrática.
El XXI Congreso Nacional del PP debe suponer la confirmación de un proyecto transversal, unido y preparado para gobernar España sin las hipotecas que han lastrado al sanchismo.
El país lo merece y el PP debe ser la herramienta para ello.