¿Por un voto más?

JAVIER ELORRIETA – 17/10/15

Javier Elorrieta
Javier Elorrieta

· ¿Apoyarán Vds. que gobierne el partido más votado?  Esta es la insistente pregunta de periodistas-tertulianos. Insisten en la pregunta porque no se quedan satisfechos con la respuesta lógica con la que les responde, por ejemplo, Albert Rivera. Respuesta que suele ser acompañada del simpático comentario de por qué sólo le formulan a él esa pregunta.

Desde 1982, tras la convulsa situación que provocó la eclosión de UCD y el intento de golpe de estado del 23 F. el gobierno de la nación ha estado gestionado con mayoría absoluta del PSOE hasta que gobernó con acuerdos de los grupos parlamentarios vasco y catalán. Así denominados cuando el PSOE y el PP disponían en esas comunidades más electores que los nacionalistas. También de esos lodos nominales vienen los actuales barros secesionistas. Este fenómeno se daba ante una ley electoral que desajustaba la representación democrática. ¿Cómo se puede entender que con unos cientos de miles de votos los nacionalistas tuvieran muchísima más representación que quienes superaban el millón de votos? ¿Cómo se puede entender, cuando además es para legislar sobre el marco territorial común? Hasta tal punto de común, que  era lo mismo para los candidatos de los partidos nacionales presentarse por una circunscripción que ni siquiera hubieran pisado.

Pues bien, todos los acuerdos parlamentarios de los partidos nacionales cuando no tenían mayoría absoluta se han realizado con los nacionalistas vascos y catalanes. ¿Cómo es posible limitar a esos pactos la gobernabilidad de la nación por un estilo tan poco lógico y democrático que se instalaba como perversa rutina política? Ha sido estrambótico y suicida no acordar con el otro partido nacional la posibilidad de la gobernabilidad sin acuerdos con quien precisamente utilizaba los mismos para afirmarse en políticas contra el Estado.

En el ámbito de las Comunidades Autónomas enseguida el PSOE desarrolló las políticas de acuerdos contra el PP, llegando a situaciones tan esperpénticas como las vividas en Cantabria, Galicia, Baleares y Cataluña. Dinámica política que ha contribuido al deterioro institucional y democrático, además de la desvertebración nacional.

Esa dinámica  política fue la que llevó, también, a las plataformas cívicas que surgieron a demandar a los partidos nacionales que llegaran a pactos de Estado básicos  transversales para España, tras denunciar que los partidos nacionalistas eran parte del problema y no de la solución al deterioro político. De hecho esas plataformas cívicas  surgidas en el foco del problema nacional más agudizado han sido los embriones de una nueva toma del proyecto nacional, que hunde su justificación en la Transición, que no era atendido por los dos grandes partidos nacionales. Y quien menos, y sobre todo, hay que reconocerlo, el PSOE . De ahí surgieron UPyD y CIUDADANOS.

Recordar las vicisitudes de Aznar tras la llamada “dulce derrota” del PSOE, para ser investido presidente del Gobierno de España, tras entregar la cabeza del mejor líder que tuvo su partido en Cataluña, Vidal-Cuadras y obligarse a realizar transferencias para alimentar la ansiedad nacionalista. Oír, en aquel tiempo, a Arzalluz decir que con Aznar en 14 días habían conseguido más  que con Felipe en 14 años, dan las suficientes pistas como para saber que la insistencia de algunos periodistas-tertulianos es simplemente la expresión de la poca capacidad de análisis político de la que suelen hacer gala sin ningún pudor.

Para ser justos, habría que recordar que Aznar intentó en la primera parte de su segunda legislatura, ya con mayoría absoluta, corregir algunos de esos efectos. El Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo; el pacto por la justicia….los intentos de comprometer a CIU en la gobernabilidad de España, que fueron baldíos. La afable relación con los constitucionalistas de las plataformas cívicas no estaban al margen de corregir lo que la realidad política iba evidenciando.

La llegada del PSOE al gobierno, tras los acontecimientos de Atocha y haber deshecho previamente la política de alternativa constitucional en el País Vasco, que hubiera encauzado una nueva política nacional para toda España, a lo que ayudaron Cebrián y Felipe González, cuando estaban dispuestos a poner el Estado patas arriba sólo por odio a Aznar. He defendido, y lo sigo haciendo, que con la defenestración de Nicolás Redondo y la anulación de la política de alternativa constitucional al nacionalismo comienza de forma evidente e ininterrumpida  la degeneración política del PSOE.

Y así arranca un gobierno gestionado por ZP, azuzado por un Maragall disparatado, sin proyecto nacional, porque llamar proyecto nacional a lo que salió de Santillana y después Granada es una broma de mal gusto ideológico,  una política general en España orientada al mantenimiento clientelar de una partitocracia sin mayor rumbo que su supervivencia. En ese escenario afirmar que el que tenga un voto más, sin contemplar acuerdos en orden a su programa y proyecto, es simplemente disparatado, no deja de ser preocupante.

En el panorama actual, CIUDADANOS, que es la única formación política eficaz que encarna gran parte de esos valores que animaron las propuestas de esas plataformas cívicas democráticas debe salir a ganar, como fuerza nacional, como ha hecho en Cataluña.

El eslabón débil de los partidos nacionales para promocionar un proyecto nacional, democrático, esperanzador, es el PSOE. Por ese motivo también, sin entrar en cuestiones de orden anecdótico menor, en cualquier caso fácilmente corregibles, lo que está haciendo CIUDADANOS en Andalucía es tener criterio político estratégico. Con un PSOE desnortado en las autonomías donde mandan los nacionalistas, con un PSOE de despropósitos en Valencia y Baleares, con un PSOE donde sólo sus “políticos jubilados” (Leguina, Redondo, Corcuera, Borrell…) parecen tener cordura, el que con sólo 9 diputados, tras tres negativas de presión en la investidura, sin participar en el Gobierno puedan condicionar para mejorar la gestión política y amortiguar en Andalucía las políticas insensatas del PSOE en el resto de Comunidades Autónomas es positivo. Hay periodistas- tertulianos que  por lo visto no se han enterado del resultado electoral de Andalucía y de lo que la matemática de ese resultado permite. ¿Qué preferían, un acuerdo con PODEMOS, para que el PSOE andaluz estuviera  abocado a más populismo. A mayor arbitrariedad de gestión, como le permitía IU, compartiendo gobierno en Andalucía?.

CIUDADANOS puede tener la posibilidad de ser el gestor político fundamental de  una reforma política, como ellos definen, sensata.  Definir el horizonte de la gobernabilidad de España sobre un proyecto nacional que el PP, con su mayoría absoluta  ha sido incapaz de conseguir, o con un desnortado PSOE cuyo proyecto nacional simplemente no existe, es complicado y se requiere más sensatez y menos frivolidad que la que se destila, por ahora, en las tertulias de Televisión.

JAVIER ELORRIETA – 17/10/15