EL MUNDO – 29/12/15
· Los ‘populares’ y Rivera le exigen que haga caso a sus barones y defienda la unidad de EspañaIglesias le reprocha que «no manda».
Ferraz es una olla a presión con la válvula en el despacho de Pedro Sánchez. Al frente que los barones han alzado ante su secretario general acotándole el terreno de los pactos por la izquierda se suma ahora, en un movimiento de oportunidad política, la potencia de PP y de Ciudadanos, que responsabilizan al líder del PSOE de bloquear la gobernabilidad del país con sus coqueteos con el partido que lidera Pablo Iglesias, defensor de la celebración de un referéndum de autodeterminación en Cataluña.
Y, por si faltaba alguien en la cocina, Podemos añade tensión en sentido contrario, urgiendo al líder socialista a imponerse sobre sus mandos territoriales. «No manda», afirmó ayer Iglesias sobre Sánchez, al que ya ve cediendo a la posibilidad de facilitar un gobierno del Partido Popular e incluso a la opción de formar una «gran coalición a tres» (PP-PSOE-C’s).
Estas posiciones se pusieron ayer sobre la mesa tras los encuentros mantenidos en La Moncloa por el presidente en funciones Mariano Rajoy con los candidatos de Podemos y Ciudadanos por separado. El nombre del líder socialista y los movimientos que haga en el complicado tablero político surgido de las urnas el 20-D fue el denominador común de las conversaciones. Todos sitúan la pelota en su tejado y, como mínimo, le exigen que aclare ya la dirección de su jugada.
Sánchez aparece como un líder débil, zarandeado por fuerzas internas y externas, pero, a la postre, está en su mano desenmarañar la madeja de la gobernabilidad.
Una vez que sus propios barones le han obligado a afirmar que no gobernará «a cualquier precio», o lo que es lo mismo, que no pactará con Podemos en tanto esta formación no desista de celebrar una consulta de autodeterminación en Cataluña, desde el PP y desde Ciudadanos se le conmina a que decida cuanto antes si está dispuesto a permitir con su abstención la investidura de Rajoy y la formación de un Gobierno en minoría, o si por el contrario desiste definitivamente de esta fórmula y empuja al país a la celebración de nuevas elecciones.
En este sentido, el PP ha encontrado en la posición de los barones del PSOE un magnífico aliado. Según fuentes populares, las exigencias que han planteado a Sánchez para un eventual pacto con Podemos complican todavía más la posibilidad de este acuerdo. Y esta circunstancia ratifica la tesis de Génova de que el líder socialista acabará absteniéndose en la investidura de Rajoy tras fracasar sus conversaciones con Pablo Iglesias.
El PP estima que se enfrenta al siguiente proceso. El PSOE votará en contra de que Rajoy continúe al frente del Gobierno en la primera sesión de investidura y sucesivas. El siguiente paso de Sánchez será tratar de sellar una alianza con Podemos que le garantice ser presidente. Los populares creen que este plan –la llamada alternativa de izquierdas– fracasará porque el PSOE no podrá asumir el referéndum independentista que Iglesias ha puesto como condición. Entonces, ante un horizonte de nuevas elecciones, Sánchez claudicará y acabará respaldando a Rajoy con su abstención en una nueva investidura. Asumen que se enfrentan a un proceso largo, incluso tortuoso. Pero algo menos ahora que los líderes territoriales del PSOE han limitado el margen de maniobra de su secretario general.
Otra de las circunstancias que se considera vital en el alumbramiento del futuro Gobierno es la evolución de los acontecimientos en Cataluña. La llamada a la responsabilidad del PSOE ha formado parte desde el minuto uno del discurso del PP. Ayer, el vicesecretario de Organización, Fernando Martínez Maillo, insistía en esta idea. Si la CUP apoya a Mas y el proceso soberanista toma impulso, la presión sobre Sánchez se elevará aún más y tendrá muy difícil justificar por qué no apoya un Ejecutivo estable.
Maillo ayer, desde la sede de Génova, destacó el mensaje de que «la mejor manera de garantizar la unidad de España no es sólo poner una línea roja frente a aquellos que quieren romperla, como hace el PSOE, sino pactar y dialogar con aquellos que estamos a su favor».
Desde Ciudadanos, el movimiento es similar. Albert Rivera aseguró que su partido votará en principio en contra de la investidura de Rajoy. Sin embargo, precisó que si el PSOE finalmente está dispuesto a facilitarla con su abstención, él hará lo propio. La intención última del líder de C’s es la de permitir la gobernabilidad y mantenerse en la oposición; en ningún caso, ha recalcado, entrar a formar parte de un Ejecutivo que él no presidiría.
Rivera azuzó al líder del PSOE instándole a «escuchar a sus barones», con los que dice coincidir a la hora de exigirle que no pacte nada con quien pone en duda los artículos 1 y 2 de la Constitución. «Nuestra línea infranqueable es», recalcó, «la unidad de España, la soberanía nacional y la igualdad de los españoles. Eso no se negocia».
El presidente de C’s también aprovechó para urgir a Sánchez recordándole que ninguna reforma ni proyecto de cambio son posibles si la legislatura no echa a andar. Este mensaje también lo dirigió hacia Podemos, cuyo jefe de filas, Pablo Iglesias, tira de la manga del líder socialista en sentido opuesto.
Iglesias insistió ayer en que «ni por activa ni por pasiva facilitará la formación de un Gobierno del PP». El candidato de Podemos reiteró sus condiciones a cualquiera que pretenda su apoyo e instó al PSOE a «dejar de hacer teatro» y aclarar de una vez si, como él vaticina, está dispuesto a sellar un pacto con el PP o si lo que pretende es embarcarse en la operación de sustituir a su propio secretario general.
EL MUNDO – 29/12/15