EL MUNDO – 28/07/16
· Retrasan la decisión que implica tras millones y más visibilidad para los independentistas.
· El PP y el PSOE forzaron ayer en la Mesa del Congreso retrasar hasta la próxima semana la decisión sobre el grupo parlamentario de Convergència para que su posible aprobación, en base a una interpretación muy generosa del Reglamento, no coincida con el desafío del Parlament catalán, que unas horas antes había aprobado un plan para iniciar la «desconexión» unilateral de Cataluña con España.
En realidad, populares y socialistas hicieron valer su mayoría en la Mesa para agarrarse como excusa a la existencia de problemas técnicos con la petición de Convergència, que según defendieron ambos partidos requería aclaraciones y explicaciones más detalladas. Y para lo cual los convergentes tienen 48 horas para desarrollarlas. Por ejemplo, se les pidió clarificar su denominación formal como grupo y el uso que pueden hacer en él del nombre de Partido Democrático de Cataluña –la nueva marca de la formación de Artur Mas–, que todavía no está registrada en el Ministerio del Interior y que puede ser impugnada por la existencia de un partido que se llama de manera similar.
Estos argumentos no convencieron nada a Ciudadanos y Podemos que, molestos, votaron en contra de la concesión de dos días de plazo y denunciaron a la salida que se estaba produciendo un trato «privilegiado» que se niega a los demás.
El aplazamiento es la primera consecuencia pragmática del último desafío independentista, que ahora pone un poco más en el aire que Convergència pueda alzarse con un grupo propio, algo que el PP había defendido en estos días. Así, la previsión era que ayer la Mesa hubiera aprobado con los votos del PP y del PSOE que el partido catalán pudiera constituirse como grupo a pesar de no cumplir todos los requisitos que exige el Reglamento. En concreto, Convergència no alcanza el 15% de porcentaje de voto exigido en las cuatro circunscripciones catalanas. No lo consigue ni en Barcelona ni en Tarragona, donde apenas supera el 12% y el 13%, respectivamente.
Aun así, la idea del PP y del PSOE era hacer una interpretación laxa del Reglamento y permitirles formar un grupo con sus ocho diputados. El argumento para dárselo era por tradición –siempre lo ha tenido– y por cortesía parlamentaria. Sin embargo, las últimas maniobras de los independentistas en Cataluña dispararon ayer la tensión y tanto el PP como el PSOE prefirieron evitar tener que justificar su guiño político a Convergència el mismo día que éste promovía desde el Parlament la ruptura de Cataluña con el resto de España y la desobediencia al Constitucional. El grupo implica una subvención de tres millones además de la visibilidad y la capacidad de interlocución parlamentaria.
La Mesa volverá a estudiar el lunes o el martes este asunto, confiando en que Convergència haya presentado para entonces las explicaciones sobre su nombre y también el desarrollo de los motivos por los que cree que cumple los requisitos para tener grupo, que ahora aborda, según PP y PSOE, de una forma «escueta» y sin argumentación.
La presidenta del Congreso, Ana Pastor, y su partido, el PP, desvincularon la decisión de la postura del Parlament, pues la Mesa es «un órgano de gobierno soberano» que toma sus decisiones con arreglo a lo que sucede exclusivamente en la Cámara. Sin embargo, para el vicepresidente primero del Congreso, Ignacio Prendes (Ciudadanos), no hay ninguna duda de que el retraso de la decisión sobre el grupo es la consecuencia directa de la postura del Parlament. «Es tan evidente que a nadie se le escapa», dijo Prendes. A la vez, denunció que se está haciendo un «trato desigual» con un partido que plantea la ruptura de España.
En esa misma línea, y denunciando también un «trato privilegiado», el líder de En Comú Podem, Xavier Domènech, remarcó que todo está «profundamente relacionado», lo que en su opinión supone una situación «delirante» porque al mismo tiempo que se le concede un plazo extra a los catalanes se le niega a Podemos.
Y es que, como sabían los aliados de Pablo Iglesias, la Mesa tumbó a la vez la petición de las alianzas A la Valenciana y En Marea para tener su propio grupo porque no compitieron electoralmente con Podemos. Así, sus nueve y cinco diputados se recolocarán en estos días. Todos irán al «grupo confederal» de Podemos salvo Compromís, que va al Mixto.
Ciudadanos fue ayer el único partido del Congreso que se opuso de forma rotunda a que la antigua Convergència tenga grupo propio en la Cámara Baja porque no cumple ninguno de los requisitos legales para ello, según entiende la formación naranja.
El líder de C’s, Albert Rivera, fue muy duro contra el nuevo Partit Demòcrata Català en la primera reunión de su grupo parlamentario en la Cámara Baja y acusó al PP y al PSOE de «pastelear» y «mangonear» con los nacionalistas, algo que C’s «no va a permitir».
En su opinión, el PP y el PSOE «tienen pactado ya regalar el grupo parlamentario a los que no se lo han ganado en las urnas» y que son los que, además, quieren «romper España».
«¿Por qué los votos del PP y del PSOE tienen que servir para regalar tres millones de euros a los separatistas?», aseguró Rivera. Para, acto seguido, instar «a los señores de Convergència» a que «si quieren dinero, que se entiendan con Bárcenas o con los Pujol en Suiza o Andorra y que lleven bolsas de basura» , pero que no cojan el dinero «del Parlamento y de los españoles».
«Mariano Rajoy y Pedro Sánchez tendrán que explicar por qué hay que dar dinero público a los que no lo ganaron en las urnas», añadió el presidente de C’s.
Rivera acusó a populares y socialistas de retrasar la decisión que ya tienen tomada para «que ese hecho vergonzoso no coincida en el mismo día» con la votación ilegal del Parlament de Cataluña.
EL MUNDO – 28/07/16