Tonia Etxarri-El Correo
En pleno tsunami sobre la financiación autonómica, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, abrirá la ronda de las comunidades con Imanol Pradales. Este viernes, el lehendakari pasará por el diván de La Moncloa en un momento en el que su partido, el PNV, ha reactivado el debate sobre la reforma del Estatuto de Autonomía. Vuelven los clásicos, no por casualidad. Después de que el PNV se hubiera desmarcado, puntualmente, de la alineación con Pedro Sánchez para apoyar la iniciativa parlamentaria del PP sobre Venezuela, ha vuelto a su lugar porque tiene mucha colada pendiente. Asuntos de envergadura para su proyecto identitario que no piensa dejar almacenados por las trastiendas parlamentarias mientras siga este gobierno en La Moncloa y EH Bildu intente forzar un Estatuto de máximos. El PNV necesita a Sánchez, a pesar de su pérdida de fuerza electoral desde que son socios, porque sabe que no va a encontrar a otro presidente más diligente con sus exigencias. Y como Sánchez también necesita al PNV, dada su debilidad parlamentaria, los dos se seguirán beneficiando de las dificultades del otro.
Pedro Sánchez, que se resiste a convocar la Conferencia de Presidentes autonómicos, va ganando tiempo. Su próxima entrevista con Pradales será cómoda en comparación con lo que le espera cuando reciba a los presidentes del PP.
De entrada, el lehendakari, hace unos días, limó aristas al referirse al nuevo Estatuto vasco que tendrá que reconocer, según él, «la realidad nacional» de Euskadi y fomentar la bilateralidad entre el País Vasco y el Gobierno de España. Una consideración que, de entrada, ha puesto en guardia a sus socios socialistas que entienden que la relación de igual a igual con el Estado no fue consensuada en su pacto de gobierno. Pero ha excluido de las bases del nuevo pacto estatutario el derecho de autodeterminación. Un alivio para los socialistas. Una contrariedad para Bildu y el propio Egibar.
PNV y EH BIldu se toman la medida en la causa identitaria mientras el socialista Eneko Andueza se esmera en decir que no sería bueno «generar falsas expectativas» con un debate que debería estar tasado por los límites constitucionales.
De los cálculos del PNV sobre la conveniencia de seguir apoyando a Pedro Sánchez en su legislatura dependerá lo que puedan aceptar, o no, los socialistas en la redacción del nuevo Estatuto vasco que deberá ser votado en el Parlamento vasco y refrendado en el Congreso de los Diputados. Derecho de autodeterminación, no. Reconocimiento nacional, probablemente, sí.
Veremos cómo discurre este debate vidrioso del que tampoco quiere quedar al margen el PP vasco, en el caso de que la reforma se enfoque como un avance en el servicio público a los ciudadanos y no se acabe convirtiendo en un contenedor de ensoñaciones identitarias de los nacionalistas. La negociación empezará en breve. Andoni Ortuzar quiere reafirmar su liderazgo en este proceso con su ronda particular con los partidos vascos. Pero ése ya será otro diván.