¿Quién crea más empleo, el acelerador de neutrones o un partido político? Seamos serios. Los partidos son un instrumento idóneo de política anticíclica. La inversión en ellos es siempre intensiva en mano de obra. Indirectas como la de Odón cuestionan la creación de empleo y nos ciegan la salida de la crisis.
Odón Elorza ha sido siempre un maverick, dirían en nuestro nuevo país amigo, en recuerdo del abogado texano que abandonó una punta de ganado que tenía a su cargo. La manada se desperdigó y a partir de entonces se llama así a las reses sin marcar, metáfora de los hombres que van por libre.
Fue un precursor. El ya ejercía de Jeremías en los congresos del PSE aún antes de ser alcalde. Era un espectáculo verle cantar las cuarenta a la Ejecutiva saliente, volver del derecho y del revés el Informe de Gestión de la misma y luego votar afirmativamente, como Cristo nos enseña. Espectacular, ya digo. El siempre se anticipaba en plan think tank lo que luego habían de pensar sus compañeros de dirección. El 19 de octubre de 2002, San Sebastián fue escenario de una gran manifestación de ¡Basta Ya! contra el plan Ibarretxe. Allí estuvieron Zapatero y Patxi López, pero el alcalde aprovechó el fin de semana para ir a ver un mercado a Barcelona.
Ahora se ha pasado. Una cosa es predicar y otra dar trigo. No es lo mismo adelantarse en lo ideológico que predicar con el ejemplo. Con el mal ejemplo, se entiende, porque Elorza va a disminuirse el sueldo un 3%, más lo que salga de inflación. El anuncio coincide con dos noticias: la primera es que los trabajadores de Fagor han decidido renunciar a su paga de Navidad y repartirse a escote la pérdida de actividad derivada de la crisis, lo que supondrá una rebaja salarial del 5%. La segunda, que los Presupuestos de 2009 prevén un aumento de un 4,2% en las subvenciones para los partidos.
Odón Elorza se juega aquí su futuro político. Estuvo bien que diera a conocer en rueda de prensa su situación patrimonial, vivienda, cuentas bancarias y hasta el plan de pensiones, mientras el PNV cambiaba apresuradamente de candidato a la Diputación, después de que al inicialmente previsto le salieran viviendas no declaradas a Hacienda.
Odón Elorza y los trabajadores de Fagor han protagonizado un gesto insólito y admirable, al revelar un sentido de la corresponsabilidad desconocido en la política y el sindicalismo español. Pero no es de recibo el mal ejemplo que da el alcalde de San Sebastián so pretexto de una austeridad mal entendida, mientras su compañero de partido, Pérez Touriño o Ernest Benach se juegan el bigote por defender la dignidad del cargo, renunciando a la fácil popularidad que les daría un comportamiento más austero.
Es verdad que en este tiempo de locuciones pretaporter puede haberse dejado fascinar por la que reclama practicar con el ejemplo, pero debería haber tenido en cuenta otras que se le oponen. Un suponer, la caridad bien entendida empieza por uno mismo o la frase imperecedera de Eugenio d’Ors cuando se trata de asuntos serios: «Los experimentos, con gaseosa».
El 4,2% que van a aumentar las retribuciones de los partidos políticos es exactamente lo mismo que va a incrementar la inversión en infraestructuras. Ambas son la prueba de que Pedro Solbes ha hecho unos Presupuestos del Estado para hacer frente a la crisis al igualar el aumento en inversión productiva (las infraestructuras) con el del gasto en los partidos, que está orientado a la creación de empleo.
No sé cómo verán los trabajadores de Fagor que los partidos políticos no recorten sus peticiones, pero a éstos les tiene que parecer fatal el gesto de Odón Elorza. ¿Quién crea más empleo, el acelerador de neutrones o un partido político? Seamos serios. Los partidos son un instrumento idóneo de política anticíclica. La inversión en ellos es siempre intensiva en mano de obra. Indirectas como la de Odón cuestionan la creación de empleo y nos ciegan la salida de la crisis.
Santiago González, EL MUNDO, 10/11/2008