El principal del catálogo de errores en el artículo de Eguiguren no era cuestionar la valentía del presidente, pura retórica a la que se ha respondido desde el partido con más retórica. La aporía de su razonamiento está en la acusación al PP de falta de patriotismo y de querer que la búsqueda de la paz fracase.
Es un consuelo, lehendakari, que sólo 24 horas después del rifi-rafe que mantuvo usted con su socio de Gobierno, hayan comparecido los dos juntos en la entrega del premio a las Libertades Rafael del Riego, el general del himno: «Que si Riego murió fusilado,/ no murió por ser un traidor,/ que murió con la espada en la mano,/ defendiendo la Constitución». Fue Riego un artífice del trienio liberal, breve esplendor, y su ejecución dio paso a la vuelta del absolutismo en la década ominosa.
Es un hermoso nombre para el premio de usted y Basagoiti por ese pacto que dura ya dos años. Reciba por ello mi más sincera enhorabuena y acépteme un matiz. Dijo usted que «los demócratas hemos ganado», y que «ETA está derrotada», porque sabe que «nunca conseguirá nada» con el terrorismo. Me parece un poco prematuro que digamos nosotros lo que ETA sabe o lo que cree. Después de todo, en Loyola estuvo más cerca que en toda su historia de «conseguir algo». Tampoco estamos en disposición de saber si Sortu viene con buena intención o no. Lo comprobaremos en el futuro, pero convendrá conmigo, lehendakari, que algunos hechos inducen a la desconfianza, por mucho que nos miremos en los ojos claros, serenos, de Rufi, como si estuviéramos otra vez en el hotel Amara Plaza el 6 de julio de 2006 y todas nuestras experiencias anteriores hubieran pasado por nuestra virginidad sin romperla ni mancharla.
Verá, los procesos de paz de 1998 (Lizarra) y 2006 (Zapatero) tuvieron como avalista al mismo Iñigo Iruin que el pasado 7 de febrero avaló Sortu ante los ojos ilusionados de una parte de la sociedad vasca.
Jesús tiene un pálpito, de acuerdo, pero no es muy de fiar, después de que a mediados de diciembre de 2006 estuviera en Oslo frente a ellos, no supiera que aquello era el final y llevara a Zapatero a aquella metedura de pata, primus inter pares, dos semanas después, en vísperas de la T-4: «Y el año que viene estaremos mucho mejor». Su artículo de El País era un catálogo de errores y el principal de ellos no era cuestionar la valentía del presidente, pura retórica a la que se ha respondido desde el partido con más retórica y que él se ha comido disciplinadamente 24 horas después. La aporía de su razonamiento está en la acusación al PP de falta de patriotismo y de querer que la búsqueda de la paz fracase. Si esto es así, el problema no es la falta de valentía de Zapatero, sino la de ustedes, por no romper ese pacto que les impide dar pasos audaces, mientras mantiene a su partido en Lakua y a usted en Ajuria Enea como rehenes de su estrategia inmovilista. Si el PP es enemigo de la paz, ¿debemos suponer que Eguiguren preferiría pactar con Urkullu que con Basagoiti para poder presentar los gaudeamus no de ley por Sortu con el apoyo de 55 escaños? ¿Apoyarán ustedes la proposición que el PNV ha calcado de la suya para malmeter?
Eguiguren es el intelectual de la Ejecutiva, pero ya se sabe que a veces los intelectuales se expresan con razones que a la razón del hombre de la calle le están vedadas. Lo explicaba Woody Allen en una de sus películas: «Se suicidó. Era el mayor intelectual que he conocido y dejó una nota en la que decía: ‘salgo por la ventana’».
Santiago González, EL MUNDO, 19/3/2011