EL MUNDO – 31/07/15
· La directora de un instituto carga contra la Generalitat por la celebración de la consulta.
Dolores Agenjo, la directora del instituto público Pedraforca de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona) que se negó a dar las llaves del centro a los voluntarios de la consulta del 9-N, aseguró ayer que recibió presiones de responsables de la Generalitat. Lo manifestó sólo en declaraciones a los periodistas, puesto que su declaración ante el juez fue aplazada a petición de los abogados de la defensa, que esgrimieron que no habían tenido suficiente tiempo para revisar la documentación.
La docente, que recuerda que se sintió sola en su decisión personal de «no ceder ante las presiones recibidas», volverá en septiembre a presentarse como testigo ante el magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) Joan Manel Abril, que investiga al presidente de la Generalitat, Artur Mas, por la consulta del 9-N. Además de a Agenjo, el juez había citado como testigos al inspector jefe de Educación y a otra directora de instituto.
Agenjo dijo que la propia directora territorial de Educación en Barcelona, Montse Llobet, la presionó el pasado 7 de noviembre para que entregara las llaves con el argumento de que el edificio era propiedad de la Generalitat, si bien se negó a ordenárselo por escrito como le reclamaba la directora del centro.
«Dadas las actuales circunstancias en Cataluña, lo fácil habría sido ceder y entregar las llaves. Acarrea menos problemas desobedecer la ley en Cataluña que cumplirla», explicó en conversación con EL MUNDO la funcionaria, que se apeó de la consulta soberanista alternativa porque «la Generalitat quería que yo asumiera un riesgo que ellos no estaban dispuestos a asumir».
Cuestionada acerca de si con posterioridad al 9-N pudo corroborar si hubo presiones a otros directores o funcionarios de centros educativos, Agenjo evitó pronunciarse: «Eso es algo que deberían manifestar ellos, ya que yo no puedo hablar por los demás». La maestra recordó que, a raíz de su negativa, recibió un ramo de flores y varias felicitaciones al mismo tiempo que «amenazas con nombres y apellidos» de desconocidos a los que ha preferido no denunciar.
La mañana siguiente a la de la votación, la cuenta de correo electrónico del instituto amaneció inundada de mensajes insultantes y amenazantes dirigidos a la dirección del centro. «El contenido de esos correos destila odio, intolerancia y una violencia que sólo se puede dar en mentalidades totalitarias», lamentó Agenjo. «Es algo incomprensible y preocupante en una sociedad democrática».
La directora apeada de la consulta vivió «en una situación de indecisión» las horas previas al 9-N. «Si luego se interponían denuncias, podía meterme en un problema al ceder las llaves», recordó.
Sí declaró ante el juez la directora del IES Pompeu Fabra de Badalona, donde se guardaron urnas el 9-N. Según dijo, un inspector de Educación de la Generalitat le remitió una carta en la que le alertaba de que, si quería proteger su responsabilidad, no debía permitir el uso del centro si no recibía instrucciones concretas, por escrito, del Govern.