Editorial-El Correo

  • La aprobación de unas nuevas Cuentas resulta imprescindible; sin ellas, Sánchez debería plantearse el futuro de la legislatura

Los Presupuestos constituyen la principal herramienta de la política económica de un Gobierno. Sus cifras reflejan mucho más que las previsiones de ingresos y gastos. Las múltiples partidas que incluyen perfilan sus prioridades, las inversiones para financiar nuevos proyectos y la adecuación de los recursos públicos a las necesidades sociales de cada momento. El Ejecutivo de Pedro Sánchez funciona este año con las Cuentas prorrogadas de 2023 al haber renunciado a presentar siquiera el proyecto en las Cortes Generales, como le obliga la Constitución, por temor a que fuera tumbado al coincidir su tramitación con las recientes elecciones catalanas. El fantasma de que esta indeseable excepcionalidad se repita con las del próximo ejercicio ha cobrado fuerza después de que Junts hiciera descarrilar por sorpresa la senda de déficit en el Congreso y de que el pacto entre el PSC y ERC para investir presidente de la Generalitat a Salvador Illa haya resquebrajado la fidelidad de los posconvergentes con la precaria mayoría de la investidura.

Disponer de unos nuevos Presupuestos despejaría al Gobierno el horizonte de una legislatura de incierto recorrido. La posibilidad de funcionar otro ejercicio con unos antiguos sometidos a más remiendos tiene no solo el inconveniente político de que esa prórroga adicional delataría una aguda debilidad. Además, resulta absolutamente contraindicado cuando nuestro país debe adaptar sus Cuentas a la rebaja del déficit y la deuda que exige el cumplimiento de la disciplina fiscal recuperada por la UE. Las dificultades que pueda tener para aprobar el proyecto en el Congreso por las eventuales represalias de Carles Puigdemont tras quedar apeado del poder en Cataluña no le eximen de presentarlo ni de intentar recabar los apoyos suficientes, aun a riesgo de que una hipotética derrota agudice su desgaste.

«Un Gobierno sin Presupuestos no puede hacer nada. Aprobarlos es su primera y principal obligación», advirtió Sánchez en 2018 desde la oposición cuando, poco antes de la moción de censura que le desalojó de La Moncloa, Mariano Rajoy eludió tramitarlos para evitar un batacazo parlamentario. El líder socialista incluso pidió el adelanto de las elecciones si el Ejecutivo del PP insistía en su actitud. Ya se sabe que el presidente acostumbra a desmentir a la hemeroteca, pero si no es capaz de sacar adelante las Cuentas habrá de replantearse si tiene sentido prolongar mucho más tiempo la legislatura.