DIARIO VASCO, 9/3/12
Las diferencias sobre la presencia de la izquierda abertzale en la ponencia de convivencia obligan a aplazar su aprobación en la Cámara
El intento del lehendakari y los partidos de ampliar en Euskadi el consenso sobre el final de ETA logrado en Madrid se saldó ayer con un sonoro fracaso. Los grupos parlamentarios fueron incapaces de pactar la puesta en marcha de una ponencia genérica sobre como construir la convivencia y consolidar la paz tras el cese del terrorismo, ofreciendo en el Parlamento Vasco una imagen de desconcierto, ya que de víspera el acuerdo parecía casi cerrado. El escollo fue finalmente la imposibilidad de lograr una fórmula conjunta para que la izquierda abertzale participe en dicho foro, principalmente por los recelos del PP vasco. Un obstáculo que obligó a Aralar, impulsor de la iniciativa, a posponer su debate un par de semanas. Al menos, todos los partidos expresaron su disposición a reflexionar sobre la iniciativa y cerrar el pacto dentro de quince días.
La negativa del PP vasco a cualquier presencia de la formación ilegalizada en la ponencia fue lo que terminó de frustrar el entendimiento, aunque el camino se presentaba escarpado desde el momento en que Patxi López decidió llevar al Parlamento sus iniciativas, como la citada ponencia, sin consensuarlas previamente, en especial con su socio del PP, siempre receloso en esta materia. Su paquete de medidas no se sometía a votación pero el registro de una moción de Aralar sí obligaba a los grupos a retratarse sobre la necesidad o no de crear un foro parlamentario, similar al que proponía López. Un espacio para discutir los asuntos relacionados con el nuevo tiempo y que dejaba abierta la puerta, en el futuro, a la incorporación de la izquierda abertzale, bajo la formulación de «convocar a otros representantes institucionales, organismos o personas de interés». PNV, PSE-EE, Aralar y Ezker Anitza estaban dispuestos, pero faltaba el PP para concitar un gran acuerdo sobre la paz que englobara a 73 de los 75 parlamentarios. La portavoz de Aralar, Aintzane Ezenarro, al ver la imposibilidad de un acuerdo, decidió finalmente no forzar la máquina y pospuso la iniciativa para que madure el necesario consenso.
Ponencia Especial para la Convivencia:
Tampoco ayudó demasiado la aparición de la izquierda abertzale ilegalizada en la Cámara. Invitada por EA, exhibió una postura de máximos exigiendo su presencia «permanente» en la ponencia, a sabiendas de la imposibilidad técnica y la dificultad política de dicha demanda.
El lehendakari se esforzó desde la tribuna de oradores en explicar al portavoz del PP, Antonio Basagoiti, que la ponencia ni era para «introducir la agenda de Batasuna» ni para hablar «del marco político», aunque delegó en el Parlamento la decisión de a qué colectivos invitar. Le secundó el portavoz del PSE-EE, José Antonio Pastor, que garantizó que no se quería «propiciar la presencia de ninguna organización ilegal». Pero fue en balde. Basagoiti había emplazado al lehendakari a «aclarar públicamente si iba a asistir Batasuna o no. Elija entre Batasuna y nosotros», le llegó a espetar. Como no le satisfizo la respuesta de López, los populares optaron por descolgarse a última hora. Los socialistas también creen que en el PP influyó el temor por la reacción que pudiera suscitar en Madrid el apoyo a un foro de estas características.
Sin rebajar la exigencia
Y eso que el lehendakari no rebajó en ningún momento la exigencia a Batasuna, que es cómo denominó ayer a la izquierda abertzale. Le instó a «realizar un esfuerzo apoyando la reinserción individual de los presos y no creando falsas expectativas que enconen más la situación». Ya al inicio de su intervención había endosado a ETA, y a la coalición proscrita, la responsabilidad de los años de terrorismo en Euskadi, rechazando la Comisión de la Verdad que proponen.
El PNV, que apoyaba la moción, se mantuvo ayer en un discreto segundo plano que le permitió salir inmaculado del rifirrafe. EA y UPyD rechazaron también el foro aunque por distintas razones. La formación de Juanjo Agirrezabala porque no incluía permanentemente a la izquierda abertzale y el grupo de Gorka Maneiro por considerar que se busca «resolver los problemas de Batasuna».
El resultado fue otra muestra de división de los partidos vascos a la hora de afrontar cualquier cuestión relacionada con la pacificación: en octubre fue la convocatoria de una manifestación para saludar el anuncio de ETA de cese de la violencia, en noviembre el homenaje a las víctimas y ayer la constitución de una ponencia. Los corrillos, reuniones e intercambios de mensajes fueron ayer infructuosos.
Al menos, los partidos decidieron darse una segunda oportunidad, que los socios de Gobierno aprovecharán para limar asperezas. Ezenarro volverá a plantear dentro de un par de semanas la creación de la ponencia. Paradójicamente, el acuerdo es posible ya que las posturas realmente no están tan alejadas como se escenificó ayer. El PP es consciente y asume en privado que la izquierda abertzale puede participar en la ponencia a través de su representación legal e institucional, sea Bildu o Amaiur, que es por dónde querían encauzar el resto de partidos la presencia del mundo de Batasuna. Una situación que hace más incomprensible el desacuerdo vivido en la Cámara.
El Gobierno Vasco relativizó el traspiés que supone que la Ponencia Especial para la Convivencia encallara y concede más importancia al resto de medidas propuestas. Este grupo de trabajo serviría para fomentar los valores democráticos, incluso a través de EITB y otros medios, crear espacios de debate, colaborar con otras instituciones y centros educativos y fomentar políticas de memoria hacia las víctimas de ETA. El Ejecutivo calcula que en dos semanas podría volver a ponerse sobre la mesa el asunto. Sería sin la presencia del lehendakari, que en esas fechas estará de viaje oficial en la India.
DIARIO VASCO, 9/3/12