DAVID GISTAU – ABC – 16/11/16
· El mundo no sé, pero este cronista permanece en vilo a la espera de las represalias de Cospedal.
De tanto mirar hacia América, nos estamos perdiendo las primeras escaramuzas entre las dos mujeres alfa a las que Rajoy ha provisto de escaños y armas para que por fin conduzcan a un desenlace ese serial suyo del odio recíproco que va por la quinta temporada. Eso es algo en lo que Rajoy se parece a Franco. Practica la dispersión de sus subordinados mediante la promoción de conflictos internos acerca de los cuales, en caso de recibir la queja de algún contendiente, podría rescatar la célebre frase de Franco: «Haga como yo, no se meta en política». En realidad, ésa parece ser la vida de Rajoy en los últimos meses: sus adversarios sucumben abrasados como por una combustión espontánea mientras él ni se mete en política. Qué mayor proeza, en este sentido, que sentarse a hacerse el distraído mientras a su principal escollo para gobernar lo liquidan sus propios compañeros como en una lucha interna de la Camorra.
Los primeros movimientos de la vicepresidenta contra Cospedal han sido típicos del estilo de la casa. Circulación más o menos subterránea de dosieres y rumores, activación de cualquiera de los muchos peones periodísticos que Sáenz de Santamaría se cuidó de cultivar para su propio uso, jamás para beneficio del partido ni, qué tontería, de la nación. Incluso en los medios que con más furor han practicado el linchamiento del pepero, la vicepresidenta obtuvo siempre un trato deferente que supo trabajarse con su estrategia de la autopreservación.
De ahí procede también esa teoría de los compartimentos estancos que le permitió permanecer encerrada en Moncloa y desentenderse de Génova mientras a Cospedal le caía encima el torbellino de mierda de Bárcenas. Habrá que considerar una forma de justicia que ningún militante del PP que haya soportado esos años defendiendo el partido conciba entregárselo jamás a quien los dejó solos y pensó únicamente en su propia supervivencia. Mucho «sorayo» habría que introducir allí, de noche y vestido de ninja.
El mundo no sé, pero este cronista permanece en vilo a la espera de las represalias de Cospedal, que ya tiene hasta Ejército y servicio de inteligencia propios. Mientras, no deja de ser significativo que, en los primeros compases de la gran legislatura dialogante que se ha propuesto nada menos que refundar España, los movimientos de arranque del gabinete tengan que ver con el morbo de una trifulca interior.
Entre el establecimiento del congreso en febrero, las posibilidades de que ésta sea una legislatura corta y los recados del propio Rajoy a la generación siguiente para que empiece a posicionarse, al final puede ocurrir que sea el PP el que se bloquee a sí mismo en cuanto a acción de gobierno porque sólo pueda atender a la rebatiña sucesoria. Tener nada menos que a dos ministras importantes metidas hasta el cuello en eso ya indica que hay mucho café circulando por el consejo de ministros con un laxante dentro. Esto de Cospedal y S de S nos vale como pasatiempo a la espera del Mayweather-Pacquiao II.
DAVID GISTAU – ABC – 16/11/16