Proceso al 78

Juan Pablo Colmenarejo-ABC

  • Por mucho que en Colón se desgañiten pidiendo la dimisión del Gobierno, a Sánchez le queda trecho hasta después de las Navidades de 2023

Con la deuda pública fuera de control, récord absoluto en 140 años, Sánchez mira al hueco donde cree que hay salida; como si el ‘4Madrid-Ayuso’ fuera un hecho aislado. El vicepresidente con poderes generales, Iván Redondo, ausculta el comportamiento de las mareas en la opinión pública: la ola lleva fuerza, hasta las lejanas playas de las urnas. Por eso hay orden y plan para aguantar hasta el final, por si la flauta de la división del voto del centro y la derecha suena igual que en el doblete de 2019. Por mucho que en Colón se desgañiten pidiendo la dimisión del Gobierno, a Sánchez le queda trecho hasta después de las Navidades de 2023. No va a soltar las riendas, aunque el caballo reviente y tenga que acabar sin montura. El presidente del Gobierno de España va a empezar el proceso de deconstrucción por la Justicia, el gran obstáculo en la legislatura pactada con ERC y Bildu. En 2017, el Rey (la que le espera, Señor) se puso al frente del Estado para frenar la insurrección. Cuatro años después, Frankenstein inicia el desmontaje del 78 por la sentencia del Supremo. Será tumbada por los pelos de la tecnocracia europea, gracias al facilitador Gobierno de España.

Los que se cargaron la ley de un golpe ahora se sentarán a la mesa, por la gracia del indulto, y la bendición de una reforma del Código Penal que haga pagar por la sedición como si fuera un botellón. El segundo proceso comenzará con la publicación de los indultos en el BOE, cautivo y destartalado el 78. El independentismo, el ultranacionalismo segregacionista, tendrá en bandeja una revancha contra la Transición en la que inexplicablemente participan los actuales dirigentes del PSOE, nacidos en libertad y criados con Felipe González en la presidencia del Gobierno. La izquierda embrujada por el separatismo antiliberal mancha a quienes defienden la democracia del 78 con el estigma de un tan rancio como irreal nacionalismo español, utilizando con cinismo una doble vara de medir con respecto a otros momentos de la historia en los que la legalidad constitucional y el progreso fueron derrocados a manos de los reaccionarios. Como vuelve a ocurrir ahora.