MANUEL MONTERO-EL CORREO

  • En el marketing, los partidos marchan en bloque. ¿Se copian o viajan en tribu? Asombra que quieran afrontar las convulsiones del día con naderías retóricas

Nuestros partidos rehúyen la originalidad, quizás tienen miedo a dar la nota. Se mueven a la vez, homogéneos, y adoptan los mismos trucos, que presentan como novedad. Ahora les ha dado por el proceso de escucha o la escucha activa. No le sucede sólo a la vicepresidenta. PNV, Bildu, PSOE, PP, Yolanda, todos quieren escucharnos activamente. Hasta a Vox o a la CUP se les oye alguna vez la cantinela.

Cuando en nuestra política entra un juguete con el que se quiere embelesar al elector es terrible. Todos lo adoptan hasta la saciedad. En el marketing marchan en bloque.

Empezaron el año pasado y el que más ha destacado en esto es el PNV, que tiene abierto un «proceso de escucha activa», Entzunez eraiki -lo presentó un burukide y todo, no es azar pasajero-, buscando «lo que quiere y necesita la sociedad vasca», para «construir de manera conjunta con la sociedad vasca un proyecto de Euskadi». ¿Quieren escucharnos a todos? Han empezado por los suyos.

EH Bildu aseguraba en otoño que quería escuchar activamente al sector agrario. No sabemos qué dio de sí, pero debió de gustarles. Ahora son más fluidos en el trance. Han empezado un «proceso de escucha activa y diálogo -el diálogo es la marca de la casa- con agentes y ciudadanos de Ezkerraldea». Los agentes serán de la cuerda, quizás también los ciudadanos. Encima, será un «debate sincero y abierto». Echarán a los falsarios. Estas cosas emocionan.

El PSOE no se queda atrás y tiene abiertos, en distintos ámbitos, procesos de escucha activa para recoger las demandas de los ciudadanos, buenos son. Dicen que van a intensificar la escuchar activa de las redes como vía fundamental en los procesos de elaboración de sus propuestas. Otros que no nos quieren hablando a solas. En un momento de entusiasmo por la moda, aseguran que lo de escuchar no lo hace la derecha. Puede ser, pero Feijóo afirmó en su día que haría un proceso de escucha antes de confirmar su candidatura. Todo se pega.

Estamos como queremos, con todos los mandos escuchando activamente. ¿Qué puede salir mal? Sólo se queda atrás Podemos, pues ha desenfundado antes Yolanda, que lleva la escucha activa a categoría fundacional de la nueva era.

¿Nuestros partidos se copian o viajan en tribu? Asombra que quieran afrontar las convulsiones del día con similares naderías retóricas.

Hasta la fecha, cuando mediaba la legislatura, los partidos decidían abrirse a la sociedad. Tal apertura consistía en montar reuniones con grupos afines, siempre los mismos, a los que cada cuatro años les dicen que se abren a la sociedad. Como los llamados ya los conocen, muestran su satisfacción por la gesta, contentos de que no los hayan abierto en canal, y se despiden hasta dentro de cuatro años. Los partidos elaboran sus programas como siempre.

No es improbable que la escucha activa siga el mismo mecanismo: que los partidos llamen a los colegas, les digan que los van a escuchar activamente y los presuntos escuchados aseguren que muy bien, que están contentos de que les hayan llamado. Queda cubierto el expediente.

La escucha activa viene de la psicología. Es una técnica y estrategia de comunicación que usan sobre todo en enfermería, psicoterapia y resolución de conflictos, por lo que se deja ver qué piensan los partidos de nosotros. Nos tendrán por enfermos o conflictivos.

Por lo que aseguran los especialistas, en la escucha activa ha de prestarse atención al otro para conseguir que sienta que se siente escuchado y comprendido por su interlocutor, Yolanda o el burukide de turno. Por lo que se ve, lo más importante de la escucha activa no es que te hagan caso, sino demostrarte que te han entendido. Al final el del PSOE o el batasuno de la Margen Izquierda te resume lo que has dicho. En el trance hay normas: no interrumpirte, no descalificarte, no darte consejos si no se los pides; seguirte la corriente, por tanto. Resulta conveniente que el escuchador activo ponga una sonrisa sincera y asienta periódicamente, incluso aconsejan copiar las expresiones faciales del interlocutor.

Puede oírse como quien oye llover. La escucha activa aporta el valor añadido de que se oirá el chaparrón con complacencia. Cuando Yolanda vaya a hablar con sus colegas de deconstruir Podemos los escuchará con los cinco sentidos, les sonreirá, hará un resumen y luego les propondrá arrejuntarse para auparla.

Quizás añoraremos la época en la que sólo se abrían a la sociedad, sin rictus de simpatía.

Hace unos años la Iglesia puso en marcha un proceso de escucha activa: en tiempos de tribulaciones, la política española se adentra por terrenos místicos. También aconsejaba la escucha activa de Dios. Esta transferencia interesará a los políticos: Pedro, Andoni, Yolanda, Arnaldo o Alberto se imaginarán hablando desde lo alto mientras el pueblo los escucha activamente.