Xosé Luis Barreiro, LA VOZ DE GALICIA, 22/9/12
Cataluña no llegará a ser un Estado independiente, y a Mas, que está haciendo de aprendiz de brujo, se lo van a merendar las mismas masas que hoy está encandilando. Pero este es solo el final feliz de la profecía, porque antes vamos a tener que pasar un calvario de tensiones, debates estériles y aludes de ignorancia y demagogia que nos van a salir carísimos, que van a generar conflictos colaterales inmensos, y que nos van a dejar de política hasta el gorro. Una estupidez que no nos merecemos en medio de la crisis.
Claro que la culpa no la tienen solo Mas y CiU y los aventureros independentistas que han desencadenado la tempestad. También la tienen los partidos que se dicen estatales y constitucionales; y el Gobierno central; y los investigadores e intelectuales que no han sabido generar el discurso renovado de la España actual, con nueve siglos de espléndida y atormentada historia común, y situada en la vanguardia de la nueva Europa. Y también la tienen los académicos ajenos a la Universidad Pompeu Fabra, que no se han atrevido a contestar los estudios fiscales -oportunamente amañados e históricamente segmentados- con los que CiU convenció al pueblo catalán de que todos los demás les estamos robando el esfuerzo de su trabajo.
Cuando Mas dice una y otra vez que llevan 35 años de esfuerzo y cooperación orientados a encajar a Cataluña en España, nadie se atreve a recordar que todo lo han solucionado a cambio de pasta, ganando siempre, amenazando siempre con tirar el tablero, y pactando -cada vez que fue preciso, y no siempre con criterios de Estado- a diestro y a siniestro. Cuando Mas dice que si tuviesen en sus arcas los 3.500 millones de euros que le «adeuda» el Estado, nadie le recuerda cómo se negoció todo aquello durante la redacción del Estatuto, ni lo poco que duraría ese dinero si no se desmonta el tinglado institucional culminado por el bipartito o se administra con la misma prodigalidad con la que ya se quisieron crear «estructuras de Estado». Y cuando Mas dice que su discurso flexible e inteligente se estrella contra el muro de Rajoy, amasado con materiales constitucionales y con el realismo económico y jurídico que impide aceptar el pacto fiscal, nadie le recuerda al honorable que montar el discurso sobre la idea de que «si no me otorgan el pacto fiscal monto la tangana y me voy» está más próximo al folloneo macarra que a la sublime excelencia de la política federal y solidaria que inspira la creación de la UE.
Por eso lamento decir que la Cataluña que pudo ser paradigma y guía de nuestro futuro Estado federal haya escogido el camino de la dispersión irresponsable cocinada en salsa de manipulación y demagogia. Y por eso me temo que mi profecía se va a cumplir muy tarde, y -confiando que sea sin sangre- con mucho sudor, mucho estupor y muchas lágrimas.
Xosé Luis Barreiro, LA VOZ DE GALICIA, 22/9/12