JON JUARISTI-ABC

  • Esa es la lógica: si los judíos son nazis, podemos permitirnos ser antisemitas, porque nosotros, la izquierda, solo queremos la paz universal y perpetua

Leo con estupor en Pedro Sánchez que, a comienzos de su carrera, «cuando me vi bien trajeado, regularmente instruido, suelto de pluma y galán incipiente, todas mis ambiciones se cifraban en ser, andando los años, secretario del Ayuntamiento», después de haber asegurado que «ni por un descuido me asaltó la tentación de ser ministro, ni aún diputado a Cortes». Pero confiesa que, a medida que fue creciendo, le pareció indigno de su casta conformarse con semejantes menudencias.

Dejemos esa historia, de momento. El caso es que el presidente del Gobierno español, en connivencia con el de la República de Irlanda, ha instado a la Unión Europea a tomar medidas contra Israel, mientras sus socios de Sumar y la podemia no se privan de acusar a Israel de perpetrar un genocidio en Gaza (nada nuevo en sus casos respectivos. La que era todavía jefa máxima de ambos el 7 de octubre de 2023 se apresuró a echar la culpa a Israel de la matanza de israelíes que Hamás llevó a cabo ese día, cuando todavía la población de la franja no había dejado de celebrarla con júbilo infinito).

Que la izquierda se sume a la manifestación propalestina (en realidad, pro Hamás ) de hoy en Madrid no es tampoco una sorpresa. Como se sabe, Sumar es una operación que requiere sumandos homogéneos. No se puede sumar churras con merinas, pero sumar izquierda con yihad es perfectamente aceptable desde el punto de vista aritmético e inmoral. Ambos sumandos son partidarios del terrorismo antisemita. He escrito ‘antisemita’, aunque la izquierda niegue ser tal cosa. Lo es, y con toda buena conciencia, puesto que han decidido que los judíos –no solo los israelíes– son genocidas y nazis. Cinco meses antes de que los de Hamás se lanzasen a decapitar bebés israeliés, la presidenta del PSOE de Andalucía llamó «judío nazi» a Elías Bendodo.

Pues bien, esa es la lógica: si los judíos son nazis, podemos permitirnos ser antisemitas, porque nosotros, la izquierda, solo queremos la paz universal y perpetua, a la que los judíos, al contrario que los yihadistas, se oponen.

Efectivamente, esa es la lógica que perpetúa la deriva criminal de la izquierda en la democrática Europa. Como escribió hace veinte años Jean-Claude Milner, las palabras ‘paz’ y ‘yihad’ no valen cada una de ellas por sí sola: «Los europeos creen en la primera, no en la segunda; los musulmanes creen en la segunda, no en la primera». Establecer una ecuación de igualdad entre ambas uniría a la humanidad, sin judíos que lo impidan: «He aquí la nueva utilidad del nombre de Israel, sucedáneo bienpensante del nombre ‘judío’. Autoriza al pasado más oscuro a repetirse como porvenir radiante. Autoriza a la humanidad a agruparse bajo el signo de la muerte de los judíos, sin pasar de inmediato por antisemita». Qué pestazo, en fin, la progredumbre.