José Antonio Zarzalejos-El Confidencial
- «Ejerza como ciudadano en la modesta medida que le corresponda. Los asuntos públicos no le darán la felicidad, pero si usted abdica de su responsabilidad, la alternativa será peor»
Permítanme presentarle al autor. José Villazón es licenciado en farmacia por la Universidad de Santiago de Compostela —ni periodista, ni politólogo— y regenta una en su lugar de nacimiento, Villaviciosa de Asturias (1970), a la que acudo ocasionalmente en mis vacaciones de verano. No me une con él relación de amistad, pero, a partir de ahora, y por mi parte, sí una singular admiración por su categoría cultural y ciudadana. Entré en su farmacia, me reconoció, me hizo un comentario amable —a veces está de acuerdo con lo que escribo y digo y otras no— y en la siguiente ocasión —hace unos días— me regaló su libro —es su primera obra— con una amable dedicatoria.
José Villazón es presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Asturias y vicepresidente de la Cooperativa Farmacéutica Asturiana, una de las mayores empresas del Principado. Pero él sigue detrás del mostrador de su farmacia en Villaviciosa atendiendo al público y dando los consejos propios de su profesión. Nada delata en él su jerarquía en la profesión farmacéutica ni su relevancia como miembro directivo de COFAS. Es amable y empático, pero no deja traslucir la brillante sencillez de su prosa, la llaneza sobre los temas sobre los que se pronuncia desde una actitud intelectual humilde y la sagacidad para detectar el ambiente en el que tantos y tantos ciudadanos parecen a punto de rendirse.
El pasado día 18, jueves, se presentó su ensayo en el Ateneo Obrero de Villaviciosa, que data de 1921 y que ha sido reconstruido hace pocos años y ahora aumenta sus socios y multiplica sus actividades. ‘Punto de encuentro’ está prologado por el rector de la Universidad Complutense de Madrid, el catedrático Joaquín Goyache Goñi, que acierta al advertir que «en este prontuario, el lector encontrará palabras que pueden causar desasosiego: cansancio, renuncia, desapego, radicalización, desprecio, populismo, violencia, etcétera; pero la visión final del autor es de desafío positivo, de encarar con optimismo el reto que supone romper esta desconexión con los supuestos líderes y las instituciones, de limitar los radicalismos y de comprender que somos mejores de lo que creemos y que, juntos, seremos capaces de afrontar los desafiantes retos presentes y futuros».
«Este libro es una sencilla propuesta al ciudadano medio, una invitación a no que no se rinda»
La obra —que presentó con el autor el veterano político Alonso Puerta, avilesino, exvicepresidente del Parlamento Europeo y en la actualidad presidente de la Fundación Indalecio Prieto— es extraordinariamente sagaz porque Villazón incluye en su prontuario las entradas-concepto que resultan, además de interesantes, las que hoy por hoy están en la más controvertida actualidad, introduciendo la lectura con esta sugerencia: «este libro es una sencilla propuesta al ciudadano medio, una invitación a no que no se rinda».
Y tras una irrebatible introducción en la que el autor justifica que todo en la gestión pública es básicamente «socialdemócrata» en sentido lato, se pone a la tarea de explicar «los rasgos distintivos de nuestro sistema» (cohesión social, libertad, partidos políticos), el «Estado de bienestar» (la función pública, la sanidad, la educación); «otros aspectos relevantes» (monarquía vs. república, la globalización, las redes sociales y el universo online, la inmigración ilegal, el medio ambiente, el movimiento feminista, el de la diversidad sexual y sobre la eutanasia, la nueva sensibilidad sobre los animales, los agentes sociales y el mercado de trabajo, los derechos automáticos vs. derechos socioeconómicos, el periodismo que necesitamos, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, la nación española y algunos problemas con los símbolos, el proceso soberanista en Cataluña y la guerra).
Listar con certeza los problemas que nos aquejan ya adelanta la perspicacia del autor, pero suponer que su sencillez en la expresión y su sentido común en la argumentación componen un ensayo blando o inocuo es una apreciación gravemente equivocada. Porque José Villazón escribe con puño de hierro en guante de terciopelo y en el tono, en la forma, en la aproximación al problema y en su desentrañamiento están los méritos de este libro primerizo de un ciudadano responsable que publica en una editorial pequeña, pero que merece una gran difusión —se consigue vía online—. Porque su forma de afrontar la convivencia, con principios y con solidaridad, es justamente lo que necesitamos en estos momentos en los que, efectivamente, el punto de encuentro en la sensatez es lo que precisamos para no renunciar de la militancia en la ciudadanía.
Para mí, esta ópera prima de José Villazón ha sido, primero, una sorpresa, luego, un conocimiento gratificante y, al final, me ha proporcionado una lección de saber decir, saber pensar y saber observar. Y todo eso en la preciosa Villaviciosa de Asturias, con su ría imperial, la Casa de Carlos V, una biblioteca municipal ejemplar y un Ateneo Obrero histórico en el que Villazón presentó el jueves pasado una obra ensayística de esas que necesitamos en una localidad de la España rural con afanes de progreso y vanguardia. El autor anima a su lector a que «ejerza como ciudadano en la modesta medida que le corresponde. Los asuntos públicos no le darán la felicidad, pero si usted abdica de su responsabilidad, la alternativa será peor». Cuadra aquí la exclamación clásica de «¡Dios, que buen vasallo, si tuviese buen señor!», o en lenguaje contemporáneo: los ciudadanos de este país están a un nivel superior de aquellos que les gobiernan. El de José Villazón, no es, ni más ni menos, que una esclarecedora prueba de ese aserto.