IGNACIO CAMACHO-ABC

«Rectificando las concesiones al PNV se pueden subir sueldos o pensiones. Más gasto social, como reclamaba el PSOE»

«LAS pensiones, la clave son las pensiones. Hemos reflexionado –lo dice con un rictus de ironía– que nos quedamos un poco cortos y en el Senado, cambiando las partidas de inversiones pactadas con el PNV, las podemos subir en otros 540 millones. O los sueldos de los funcionarios, o de las Fuerzas de Seguridad, o cualquier otro incremento que beneficie al conjunto de los españoles. Gasto social, que era lo que reclamaba el PSOE». La sonrisa malévola atenúa la amargura del desalojo, el pesar de la recogida precipitada de los cajones, como un pellizco de desquite en medio de estos días de sinsabores. «Nada de revancha, todo lo contrario: una especie de gesto de generosidad póstuma de Rajoy. Y si Sánchez quiere, que afronte sus contradicciones, que lo modifique en el Congreso con Podemos y que se lo expliquen luego a sus electores».

«Se lo debemos a la gente de este partido. A los cuadros, a la militancia, a los votantes mismos. Hay mucho cabreo, sí, te diría que veo a todo el mundo más irritado que dolorido. Y si no queremos que cunda el abatimiento, que se extienda el lógico derrotismo, hay que empezar ofreciendo a los nuestros, desde ya, algún incentivo para no decaer, algún signo de estímulo. Demostrar que no nos vamos a rendir aunque estemos, que lo estamos, bien jodidos. Que nos han traicionado, sorprendido y echado a patadas, pero seguimos vivos».

«Además, el mutuo compromiso es la clave de todo pacto. Si una de las partes no cumple, la otra queda desligada del trato. El PNV ha incumplido en sólo una semana y no tenemos por qué sentirnos vinculados. No es un ataque de cuernos, sino simple reciprocidad; ellos nos podían engañar pero no aspirarán a que encima aplaudamos. Y sólo nos faltaría que los que presentasen las enmiendas fuesen los de Cs: no podemos dejarles apuntarse ese tanto».

«Mira, si de algo hemos pecado ha sido de usar poco la mayoría, y cuando la hemos usado ha sido para fastidiar a los nuestros. Para permitir el despido barato de empleados maduros que nos votaban y para crujir a todo bicho viviente con impuestos. Tuvimos cuatro años para reintroducir en el Código Penal el castigo de cárcel por convocar referendos ilegales, la medida de Aznar que derogó Zapatero. Y nos convocaron no uno, sino dos, por no atrevernos. Ahora en el Senado no nos va a servir de mucho, pero hay que utilizar esa mayoría sin complejos. Para que no nos pasen por encima habrá que enseñar los dientes desde el primer momento».

«Tenemos que asumir que las cosas han cambiado, para mal, claro, y que irán a peor cuanto más tiempo perdamos. Nos vamos a enfrentar a la hostilidad de la izquierda, a los separatistas… y a las zancadillas de Ciudadanos. Y todo en medio de la reconstrucción del liderazgo. Que ésa es otra porque, al final, y mientras tanto, lo de las concesiones a los vascos y todo lo demás va a seguir dependiendo de Mariano…».