Jon Juaristi-ABC
- Algunas sugerencias para el perfeccionamiento material y espiritual de los planes cortoplacistas del Gobierno
Reconozco que el triple proyecto a alcanzar antes de las elecciones de 2023 por el Gobierno de Sánchez no por utópico me parece menos interesante. Si lograran llevarlo a cabo, España cambiaría mucho: para bien o para mal, eso carece de importancia por el momento. Lo fundamental es que nos divierta y ayude a pasar el rato.
Primer objetivo: lo de llevar los ministerios al campo. Es normal que se sospeche que su realización técnica podría ser terriblemente complicada, pero no me cabe la menor duda de que el Gobierno lo ha pensado muy bien y tiene todo previsto. Las preferencias de la ciudadanía no tienen por qué ser las de los gobernantes, pero creo que supondría una enorme decepción
para casi todo el mundo que se limitaran a mudar Moncloa a Cercedilla o la sede de Defensa a Guadalajara, como se está comentando. Yo, sin ir más lejos, trasladaría Presidencia a Barcelona, como en tiempos de Negrín, a ver si hay cataplines. O, por lo menos, Industria, Comercio y Turismo desde el paseo de la Castellana directamente al parque natural de Cumbre Vieja, donde la ministra del ramo podría llevar a la práctica sus ideas para sacar partido a los encantos naturales de las erupciones.
Segundo objetivo: terminar con la prostitución. Ciertamente loable. La II República la prohibió, pero no consiguió que desapareciera (al contrario). Ni siquiera Durruti en 1936, cuando vació el barrio chino de Barcelona en fosas comunes del Valle del Ebro, llegó a resultados enteramente satisfactorios. El franquismo ilegalizó en vano la prostitución en los años cincuenta, justo cuando España se abría del todo a la Sexta Flota. Quizá la izquierda se merezca una segunda oportunidad. Para lo que verdaderamente quiere, suele ser bastante eficaz (durante la guerra civil, por ejemplo, se propuso exterminar al monacato junto al clero secular en la zona republicana y casi lo consiguió). Si embargo, tendría que ser prudente a la hora de criminalizar a los clientes. Se corre el riesgo de que un alto porcentaje de cuadros de las grandes centrales sindicales termine en el trullo, por lo menos en Andalucía. En mi opinión, lo mejor sería no hacer nada y esperar a que las eléctricas eliminen en cuestión de meses todos los gastos suntuarios de los españoles.
Lo que no va a salir, siento comunicarlo desde ahora, es el tercer objetivo, lo de federalizar España. El PNV no quiere oír hablar del asunto, y lo que no quiere el PNV (Bildu tampoco, en este caso) nunca sale adelante bajo gobiernos socialistas. O sea, que sería una pérdida de tiempo encargar a Bolaños que diseñe disneylandias federales. Si se le quiere asignar una función útil, la incluiría en el apartado del primer objetivo, y lo mandaría a La Palma a colaborar con la UME en el barrido de ceniza. O a la Casa de Campo a descapullar monos, no sé. A cualquier cosa antes que a crear más confusión paleta de identidades. De nada. Y a mandar, que es lo suyo.