EL PAÍS, 10/7/2011
Despejadas gran parte de las incógnitas sobre la nueva ecuación del poder alavés, nadie duda de que el Partido Popular ha ganado enteros en el territorio después de verse relegado a un segundo plano por la sintonía mantenida durante el último cuatrienio por el PSE de Txarli Prieto y el PNV de Iñaki Gerenabarrena.
Tras ganar de largo en el Ayuntamiento de Vitoria y llevarse la sorpresa de aupar a Javier De Andrés al frente de la Diputación, los populares se encuentran con que sus dos adversarios políticos han visto mermar su poder hasta límites insospechados antes del 22-M.
Tras perder la makila foral, los peneuvistas apenas pueden presumir de gobernar en el tercer municipio alavés, Amurrio y sus cerca de 10.000 habitantes; mientras que el PSE dijo adiós una de sus joyas más recientes, la capital alavesa, y tiene que consolarse con haber repetido en Iruña de Oca, sexto municipio con unos 3.000 residentes, como mayor logro.
«No nos podía haber salido mejor», señala una persona próxima al nuevo diputado general, Javier De Andrés. «Prieto está probablemente de salida, con una fuerte contestación interna, y puede que a Gerenabarrena le pase lo mismo en breve», razona.
Se pueden hacer varios paralelismos entre los dirigentes del PSE y PNV en el territorio que tejieron el pacto de apoyo mutuo que sustentó al entonces regidor, Patxi Lazcoz y al diputado general saliente, Xabier Agirre. Ambos ejercen una forma de liderazgo atípica que ha generado fuertes tensiones internas en sus respectivas organizaciones. En el caso del líder socialista alavés, el debate sobre su continuidad al frente del partido ha quedado aparcado de momento para centrarse en la próxima cita electoral, las cada vez más cercanas elecciones generales. Pero todo apunta a que se ha acabado la época de las cabalgatas en solitario de Prieto a contracorriente de la Ejecutiva nacional, por su rechazo a pactar con los populares por cuestiones ideológicas y estratégicas. Queda por ver cómo afectará a la relación entre PSE y PP en Juntas la nueva portavocía socialista, en manos de Cristina González, persona de la máxima confianza de Prieto, Fuentes populares destacan que el equipo de De Andrés espera sacar adelante su Gobierno en minoría en la Diputación contando con la ayuda del PSE, que ha sostenido como socio preferente en el Gobierno vasco. Si Prieto dictaminó que parte del descalabro electoral se debió a la percepción de que iban a estar al servicio de los populares, el socialismo tendrá que hacer equilibrismo de alto vuelo para marcar perfil propio.
En el caso peneuvista, si los resultados del 22-M, segunda fuerza política con una pérdida de 3.000 votos, parecían dignos en un primer momento, el fiasco de rozar con los dedos la reelección de Xabier Agirre y perder todo a última hora dibuja un panorama distinto para Gerenabarrena. El presidente del Araba Buru Batzar ya vivió momentos de fuerte constestación interna por los casos De Miguel y Tellería, sendas tramas de presunta corrupción y espionaje que tenían a dos ex dirigentes del PNV alavés de su máxima confianza como cerebros, según la justicia. Y ambos escándalos volverán a la primera línea del debate público en los próximos meses: Aitor Tellería, exmiembro de la Ejecutiva alavesa, y dos ertzainas de la antigua Unidad de Análisis e Información (UIA) tendrán que sentarse en el banquillo de los acusados por haber supuestamente recabado información sobre adversarios políticos, empresarios y personas vinculadas al CNI.
El sumario De Miguel sigue en fase de instrucción, a la espera de que la Unidad de Delitos Económicos de la Ertzaintza emita su informe definitivo sobre las múltiples ramas de la presunta trama -intento de extorsión y cobro de comisiones ilegales, así como adjudicaciones públicas por servicios de los que no consta que hayan sido realizados, entre otros-.
Gerenabarrena aún no ha anunciado si optará a la reelección como presidente de la Ejecutiva alavesa, pero la pérdida de Álava, sumada a la de Guipúzcoa, dejan a su sector en el partido, el más soberanista, liderado por Joseba Egibar, con pocas bazas frente a un PNV vizcaíno que ha mantenido intacto su poder territorial. A esto hay que añadir la irrupción de Bildu en el panorama alavés, que ha desalojado a los jeltzales y sus afines de consistorios del calibre de Llodio -segundo municipio en habitantes, con 18.000- y Salvatierra -donde tenían un pacto con el regidor saliente, Iñaki Beraza, de Hamaikabat-. Acostumbrados a ser la única formación nacionalista de peso en las instituciones alavesas, ahora además tienen que compartir el escenario con la coalición independentista que les ha desalojado en la Diputación de Gipuzkoa.
En lo económico, el PP irá adquiriendo una posición dominante en Caja Vital a lo largo del próximo año, a medida que se cumplan las dos citas para renovar en cada una el 50% de la asamblea. Los ataques directos que De Andrés lanzó al actual presidente de la entidad financiera, Carlos Zapatero por la negociación de las cuotas de poder en la fusión fría con BBK y Kutxa, y las constantes alusiones durante su discurso de investidura a la «identidad alavesa», auguran que tienen agenda propia para esta próxima etapa.
Impuestos y mociones en minoría
Una vez que pase la euforia de los primeros días, los populares alaveses se percatarán de que el cuatrienio que tienen por delante en la Diputación de Álava será todo salvo un camino de rosas. Las diferencias entre populares y los demás partidos en materia fiscal, por ejemplo, son mayúsculas en un momento el que la palanca tributaria es uno de los principales mecanismos de los que los entes forales disponen para hacer políticas anticrisis. El tiempo dirá si son capaces de tejer acuerdos entre diferentes sin desdibujar su discurso político. Las malas relaciones que han tenido con dirigentes de otros partidos en los últimos años, con varios procesos judiciales en distintos frentes políticos, también serán un factor de peso a tener en cuenta.
Entre las ausencias del pasado jueves, destacó la del secretario general de los socialistas alaveses, Txarli Prieto. La nueva portavoz del PSE, Cristina González, dejó entonces abierta la puerta al entendimiento con los populares, siempre y cuando el objetivo sean «políticas progresistas, sociales y facilitadoras de la recuperación económica y el empleo».
La rocambolesca sesión de investidura del jueves, que la historia recordará probablemente por la vendetta del PNV contra Ezker Batua, revelando sus exigencias de puestos y dinero a cambio de sus votos a favor de la fallida reelección de Xabier Agirre, ha tranquilizado en parte a los populares. La formación de izquierdas y los peneuvistas parecen haber quemado todos los puentes que les comunicaban, por lo que hoy por hoy parece improbable una moción de censura entre ambos y Bildu, aunque la aritmética lo permita. Está también sobre la mesa la pregunta de si Agirre seguirá como líder de la oposición en el legislativo foral.
EL PAÍS, 10/7/2011