
El PSOE fue un precursor en la corrupción política. Fue el primer partido condenado por financiación ilegal, Filesa, Malesa y Time Export, ustedes lo recuerdan. Ya aquellos casos fueron una revelación de carácter y la primera gran cruzada del socialismo contra la judicatura. Marino Barbero se llamaba el instructor y no le dieron un minuto de reposo. “Está loco”, decían con mucha convicción. Uno mismo, mea culpa, se lo creyó, guiado por su mirada miope y su peculiar complexión física. Después empecé a escarbar y me enteré de que no pudo acceder a la judicatura hasta 1986 por el cuarto turno, aquella martingala del PSOE para nombrar a jueces adictos, aunque éste les saliera rana. Él se había negado a jurar los Principios del Movimiento y accedió a la cátedra de Derecho Penal de la Universidad de Murcia en 1963. Fue un extraordinario penalista y su lección inaugural llevaba por título ‘Contra la pena de muerte’, cuestión muy meritoria por producirse en el año en el que el franquismo ejecutó tres penas de muerte tras dos consejos de guerra inicuos contra el comunista Julián Grimau, fusilado el 20 de abril, y los anarquistas Joaquín Delgado y Francisco Granados, agarrotados el 17 de agosto. Mientras, la flor y nata de la judicatura y la fiscalía, pongamos que hablo de José y Carlos Jiménez Villarejo, padre y tío respectivamente de Trinidad Jiménez, aquella ninfa dos veces ministra del zapaterismo, accedieron a sus carreras jurando lo que había que jurar, no solo los principios antedichos; también la inocencia del prevaricador Garzón.
Ahora siguen en su batalla contra los instructores de sus causas, aunque la tarea se les complica. Tuvieron que emplearse a fondo contra la juez Alaya por los Eres y ahora contra Juan Carlos Peinado, Ángel Hurtado, Beatriz Biedma y Leopoldo Puente por todos los casos que le están brotando al sanchismo por doquier.
Sigue igual la reivindicación desacomplejada de sus golfos. Uno de los condenados por Filesa, Josep Maria Sala, fue aplaudido con fervor en el 10º y 11º Congresos del PSC, (2004 y 2008). En ambos logró más votos de los delegados que el mismísimo Maragall. ¿Adivinan qué cargo le cayó? Naturalmente, el de secretario de Formación. ¿Qué ocupación le iba a venir más al pelo a su experiencia?
En eso también siguen igual. Recuerden que José Luis Ábalos también fue muy aplaudido el 26 de febrero de 2020 cuando el PP le preguntó por su intervención en la llegada de Delcy con su maletamen, a lo que respondió la bancada socialista como un solo hombre (y una sola mujer) Todos puestos en pie y aplaudiendo hasta enronquecer, como decía un cronista deportivo del Diario Vasco. Más de un minuto y medio. A sus costados, Grande Marlasca y Yolanda Díaz, dos ministros comprometidos. Fueron el alfa y de momento, también la omega de la corrupción.